Eran las 9 de la noche y estaba caminando de la mano de Caleb, se había vuelto algo normal en nuestras vidas tratarnos como si fuéramos algo sin llegar a serlo.
Me decepcionaba, me decepcionaba saber que mi vida comenzaba a avanzar sin Dylan, ver como pasaban los días, los meses, sin ninguna noticia sobre el.
Entramos a un gran restaurante, caminamos entre varias mesas hasta que encontramos la que Caleb había reservado para nosotros.
Caleb nunca me había traído a un lugar como este, habíamos ido a restaurantes de comida rápida, mexicana o uno que otro algo caro pero sin llegar a extremos.
El restaurante estaba lleno de personas, el tapiz era color vino con algunos detalles dorados y había candelabros colgando del techo, nuestra mesa estaba en un balcon con luces a los lados, me recordó a el día en el que Dylan me había pedido ir a vivir juntos, en aquel departamento en el que me hospedaba junto con mis amigos.
—Se que es pronto, se que te han lastimado, se que tal vez aun lo ames y creas que no puedes enamorarte de alguien más.- Caleb habló, sacándome de mis pensamientos, hace tiempo habíamos terminado de cenar, todo había estado extremadamente delicioso y el había sido muy amable conmigo, pero aún no entendía el motivo de llevarme a cenar a semejante lugar.
—¿Y a qué quieres llegar con eso Caleb?- dije, reaccionando a la misma conversación una y otra vez.
—Solo te pido una oportunidad.- Parecía como si estuviera buscando el momento adecuado para decírmelo, pero yo ya sabia el giro que tomaría la conversación.
—Caleb, ya hemos hablado de esto.
—Dylan no va a volver, hará su vida y no va a incluirte en ella.
—Deja de pensar así.- exasperada me crucé de hombros y me recargué sobre el respaldo de la silla.
—Tienes que superarlo Mia, avanzar, dejarlo a un lado.
—El tiene que volver, dejó muchas cosas sin concluir, Dylan no es así.
—No lo conoces bien, te dijo que siempre estarían juntos, y aquí estás, sola.
—Esto es suficiente.-salí llena de ira, de coraje, de que todo mundo pensara que podía decirme que hacer con mi vida, de que me echaran en cara que el no regresaría cuando yo trataba de convencerme a mi misma de que lo haría.
Podía escuchar los gritos de Caleb atrás de mi, no me importaba.
Sentí su brazo sobre mi hombro, se acerco lentamente a mi, su respiración acelerada chocando con la Mia, y de un segundo a otro el estaba besándome.
Me tomó por sorpresa, no podía creer que Caleb estaba besándome, que esto era real, que estaba besando a alguien más cuando pensaba que jamás lo haría, no sentí mariposas ni fuegos artificiales, no sentí nada, absolutamente nada.
Describir aquel momento me era imposible, Caleb me había besado, y aunque no me provoco lo mismo que sentí con Dykan era algo maravilloso porque me sentía libre, libre de Dylan y de todos sus problemas, de limitarme por creer que algún día regresaría, como si nada hubiera pasado, Calen tenía razón, debía avanzar y olvidar.
—¿Podemos intentarlo?- dijo con una sonrisa, y asentí, porque si Caleb me hacían sentir libre, diría que si mil veces más de ser necesario.
♥
Dylan
Terminé de hacer mis deberes y me senté al borde de mi cama, adelante de la litera gris había un espejo de cuerpo completo, me observé por un minuto, había cambiado.
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El chico de los ojos grises © [PAUSADA]
Teen FictionHe estado enferma casi toda mi vida, cansada de la misma rutina de todos los días. Cuando un día inesperado conozco a Dylan, una persona que hace mis días mas felices de lo normal. Y entonces, tengo el deseo de vivir, de enamorarme, de luchar y de...