Es un Lunes por la mañana, me encuentro en la cafetería "Venti". Comencé a trabajar allí luego de la primer semana que me mudé solo, a mi primer departamento. No necesitaba el dinero en realidad, mis padres pagan el alquiler de mi hogar y mis estudios, pero tener un propio sueldo me hace sentir más independiente.
Trabajar en una cafetería no es tan malo. Yo trabajo detrás del mostrador, preparando pedidos para llevar y en la caja, no es tan estresante como ser un mozo. Originalmente había intentado conseguir trabajo en una librería, pero llegué tarde, ya habían contratado a alguien más. Sin embargo, la dueña me dijo que a la cafetería de la calle Belgrano le faltaban ayudantes.
Me lo pensé varias veces, tal vez trabajar era inútil, ya tenía lo que necesitaba, solo tenía que estudiar hasta recibirme y listo, comenzaría a trabajar. Pero cambié mis ideas y presenté mi currículo en este lugar.
Detrás del mostrador las personas parecen desvanecerse, el tiempo pasa tan rápido, incluso para aquellos que se quedan sentados un par de horas. Yo soy una persona tranquila, me gusta analizar a la gente, a la humanidad, no me canso de observar. Cada uno de mis días parece depender del humor de la gente en el local con aroma a café.
Mi primer día fue aburrido, los primeros clientes entraron bostezando y con ojeras bajo los ojos. Casi todos pidieron una bebida que pudiera despertarlos y brindarles energía, miré ansioso por si ocurría algo, por si sus rostros cambiaran. Pero nada ocurrió, supuse que luego les haría efecto.
El segundo día fue duro, el ambiente era tenso. A eso de las 8:15 entró una pareja discutiendo, cada uno pidió su bebida y se sentaron en una mesa.Cuando Paula, la mesera, se las llevó a su mesa ambos se quejaron ya que esta se había equivocado de pedido. Pula volvió con el ceño fruncido, irritación escrita sobre su rostro. Incluso cuando la pareja se retiró, Paula seguía con la misma expresión en su cara y, sin querer, se la transmitió a una adolescente que se encontraba discutiendo con su madre. Unas horas más tarde, casi todas las personas en el café se encontraban enfadados.
Me resulta increíble que el humor y las acciones de una persona puedan afectar el humor y las acciones de los demás. Todo se trataba del ambiente creado, si el comienzo del día no había sido bueno, el resto podía ser igual. Al menos eso había aprendido la primer semana de trabajo, hoy empieza mi segunda semana, cualquier cosa podría pasar.