Capitulo 3

91 8 2
                                        

Entro al consultorio de la doctora Brooks, ya es jueves y es el día de mi segunda sesión. Huele delicioso y el aroma te relaja, huele a flores y te hace sentir que estas en un enorme campo lleno de rosas y margaritas. 

Todos estos días desde la última vez que estuve aquí la pasé en mi casa, solo ayer Consuelo me llevó casi a rastras a buscar un vestido para una fiesta de sus compañeros del trabajo que es el sábado. Al final de cuentas acepté porque, el estar encerrada no me va a ser de mucha ayuda, además de las terapias, creo que yo sola tengo que poner un granito de arena para poder lograr lo que me propongo. Durante nuestro recorrido por no se cuantas tiendas, ella me invitó a la fiesta, incluso me dijo que buscara un vestido para mi. Me negué y ella siguió insistiendo, salir, caminar y dar algunos paseos es apenas y lo que puedo soportar, una fiesta ya son palabras mayores y no se creo que eso me pondría mal y no quiero ser la aguafiestas que les arruinó la noche a sus amigos. Igual consuelos me pidió que lo pensara.

La doctora se levanta de su escritorio, toma su tableta electrónica y se acerca a mí, me saluda y me pide tome asiento, ella de nuevo toma su lugar frente a mí.

—¿Cómo haz estado Tn___?

—Pues bien, supongo —le dije no muy convencida con una media sonrisa.

—¿Cómo te haz sentido? ¿Qué haz pensado desde nuestra última sesión?

—Pues… cada día trato de convencerme a mi misma que, esto es lo mejor, que tengo que hacer todo por olvidarme de él y de esta tristeza.

—Y hasta ahora, ¿Qué haz hecho tú, para poder llegar a lo que tú quieres?

—Salí con mis amigos a comer, fuimos a un restaurante de comida italiana, yo, pedí tallarines al Alfredo… ese era el platillo que siempre comía con Liam cuando salía con él —agaché mi mirada y comencé a jugar con el anillo que llevaba, haciéndolo girar en mi dedo una y otra vez —mis amigos me sugirieron, que pidiera otra cosa, al principio me negué mentalmente pero lo pensé y, acepté. Ese mismo día en la noche, hice algo que me costo muchísimo… tire el cepillo de dientes que usaba cuando se quedaba en mi casa. Desde esa noche hasta ayer por la mañana, intenté recogerlo y volver a guardarlo, pero yo me regañaba a mí misma, y no se de donde saqué fuerza para no volver a ponerlo donde lo tenía. Ayer por la mañana, pasó el camión de la basura y ya se lo llevaron. 

—¿Qué sentiste, justo en el momento en el que tiraste el cepillo?

—Sentí, horrible… porque ese cepillo me hacia sentir que él estaba ahí de alguna manera y al tirarlo, fue como quitarme algo de encima, como si él hubiese estado a mi lado diciéndome al oído que nunca más volvería.

—¿Crees que con ese cepillo, comenzaste a dejarlo ir?

—Si. Fue doloroso pero aunque sea una mínima parte del dolor se fue con él.

—¿Tienes mas cosas que le pertenecían a Liam?

—Si.

—¿Haz intentado deshacerte de ellas?

—No, no podría, al menos no todavía. No tengo muchas cosas, creo que son más fotos, y cosas que él me regaló.

—El que tú hayas tirado el cepillo fue algo muy bueno, debo felicitarte. Dices que tienes más cosas, ya sean que hayan pertenecido a él o no, pero esas cosas aun te atan a Liam y creo que ya empezaste por lo más pequeño. Junta todas estas cosas y poco a poco deshazte de ellas, veras que con el tiempo te iras sintiendo más libre y llegará el momento en el que te será mas fácil y te sentirás menos aferrada a él. De igual manera con las actitudes y las costumbres que solías tener cuando estabas con él, un ejemplo, lo que me cuentas que pasó en el restaurante, tienes que irte desprendiendo de todo lo que este relacionado con él.

The Last Kiss | l.pDonde viven las historias. Descúbrelo ahora