Capitulo 5

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Maraton (2/4)

Una ola de emociones me embargan en estos momentos, mi respiración se acelera y mi vista se nubla, todo comienza a girar, siento emoción, nervios, felicidad, frustración… me siento como si fuera un caleidoscopio, mis emociones, mis sentimientos se encuentran, se fusionan, giran y viajan a toda velocidad por todo mi cuerpo. Me quedo sin habla, no se de donde tomo fuerzas para sentarme con rapidez sobre la cama, abro la boca pero solo se mueve, abro y cierro, parezco un pescado fuera del agua tratando de respirar, no se que decir, tiemblo, tengo todo atorado en la garganta, se ha convertido en un enorme nudo que no parece querer aflojar, respiro hondo, trato de relajarme, pero me es imposible, aun así logro respirar con profundidad unas 3 veces más.

—¿Liam? ¿Eres tú? —el teléfono hizo un ruido extraño, mi corazón latía con más fuerza, solo sentía como mi pecho subía y bajaba con rapidez.

—¿Tn___? ¿Me escuchas? —el extraño ruido desapareció y todas las emociones que sentía se esfumaron de inmediato a la vez que sentía como si un enorme balde de agua fría me cayera encima empapándome de desilusión y más depresión.

—Si papá, te escucho —logré decir antes de que el nudo que tenia atorado saliera en forma de lágrimas, abrí la boca y mordí mi puño ahogando un sollozo, la desilusión que estaba sintiendo en estos momentos era demasiado dolorosa, sentía como si me hubieran dejado caer desde el mismísimo Empire State, en un minuto me sentía en las nubes pensando que él me había llamado, pensé que quizá quería saber de mí, que quizá me diría que estaba arrepentido por haberse marchado y llamaba para darme una explicación, pero la caída fue muy dura, me siento triste, enojada, sobre todo conmigo misma, salte de aquí adentro maldita sea, ya salte por favor.

—¿Cómo estas princesita? Me alegra tanto escucharte —con un esfuerzo sobre humano me tragué todo lo que en estos momentos estaba sintiendo.

—Bien papi, ¿y tú?

—Yo bien hija. No se que le pasa a este teléfono pensé que no podría hablar contigo, pero ya paso. 

—Si, tenía un ruido extraño.

—Bueno, mejor cuéntame hija, ¿qué haz hecho? —ya más tranquila, volví a tomar aire, no quiero que mi padre note que de cierta manera me desilusionó que fuera él quien me llamaba, aunque en verdad me alegra hablar con él, pero yo pensé que… inhala, exhala, inhala, exhala.

—Pues nada importante papá, he estado trabajando aunque desde el viernes salí de vacaciones.

—¿De verdad? Me alegra escuchar eso, quizá ahora si podamos vernos, ¿hasta cuando vuelves al trabajo?

—De este lunes al próximo, solo son 2 semanas, podía haber tomado más pero no acepté, sabes que me aburro con facilidad —y así tengo mi mente ocupada en otras cosas que no sean él.

—Bueno, ¿te parece si para el próximo fin de semana voy a visitarte?

—Claro papá, sería estupendo, ¿por qué no vienes este fin?

—No, no puedo. Es la feria acá y sabes que yo y los chicos participamos en el concurso de clásicos, deberías de ver como quedo Maggie, es una preciosura, estoy seguro que este año, si me llevo el primer lugar.

Maggie es un Ford Mustang de 1964 convertible, mi padre año con año concursa con ella en el torneo anual de clásicos, él adora ese auto y lo cuida como a su bebe, año con año gana, han sido pocas las veces en que no, de hecho, hace un año quedo en segundo lugar y es por eso que ha trabajado mucho en ella para que este año, si gane el primer lugar. 

—Bueno conociéndote, seguro quedo increíble, te deseo la mejor de las suertes, desde acá te apoyo.

—Lo se princesita, gracias… Y bueno, umm, ¿cómo haz estado? ¿cómo sigues? 

The Last Kiss | l.pDonde viven las historias. Descúbrelo ahora