Capítulo 7

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********NOTA: Los textos en letra cursiva son recuerdos***********


—Ha sido estupendo volver a ver a Lolo, ¿verdad? — dijo Sofi mientras ayudaba a su madre a recoger.

—Sí que lo ha sido. Fue casi como en los viejos tiempos — contestó Camila. Se había sorprendido mucho al ver cómo, después de quince años de separación, ambas habían podido hablar y bromear como si no hubiese pasado ni un día.

—¿Le... le contaste algo? – Camila negó con un gesto.

—No pudimos estar a solas durante mucho rato. Además, no tengo claro si quiero o no sacar todo eso a relucir.- Sofi la agarró del brazo cuando pasaba a su lado, apretándolo cariñosamente.

—Tú misma me dijiste que Lolo era la única persona a la que podías contárselo todo. Y sé muy bien que nunca has hablado con nadie de esto.-

—¿Cuánto tiempo ha pasado ya, seis años? Creo que lo tengo más que superado — insistió Camila.

—De eso nada. Lo has mantenido ahí dentro, embotellado, como si una pudiese volver a ponerle el corcho a una botella de vino malo y esperar a ver si algún día se convierte en un rico chardonnay.-

—¿Estás comparando mi vida con una botella de vino malo?-

—Sabes perfectamente lo que quiero decir, Kaki. Tienes que abrirte, sacarlo afuera y comenzar de nuevo. ¿Has pensado siquiera en volver a salir con alguien? No puedes pasarte sola toda la vida tan sólo porque un imbécil te hiciera aquello.-

—No es que Pine Springs rebose de hombres adecuados, Sofi, por mucho que yo quisiera salir con alguien... que no es el caso —añadió.

—Ahí es adonde quería yo llegar: que no quieres. Y eso no está bien, Kaki. Tienes que buscar a alguien. Tienes ya treinta y tres años. Es hora de que tengas tus propios hijos, para que pueda yo intentar compensar el daño que les has hecho a los míos.-

—¿Qué quieres decir?-

—¡Lo sabes de sobra! Los malcrías terriblemente. Ya no puedo controlarlos siquiera. Ten tú un par de niños y te devolveré el favor.- Camila se echó a reír y detuvo un momento sus quehaceres para dar a su hermana un beso en la mejilla.

—Gracias, hermanita, pero me gusta todo tal y como está ahora. Así no tendré que pagarles la universidad.-

—Pues como no te andes con cuidado enviaré a Annie a vivir contigo.-

—¡No olvidéis apagar las velas, chicas!-

—¡Ya me ocupo yo, mamá!- Camila se acercó a la mesa plegable y apagó de un soplido las dos altas velas que aún seguían encendidas.

—¿Sabes cuánto tiempo piensa quedarse?-

—¿Lolo? En realidad no lo dijo. Supongo que el fin de semana. Claro que, si va a ver a su madre, puede que decida irse antes, lo cual sería bastante comprensible.-

—Lo sé. ¿Te imaginas a cuántas enfermeras voluntarias habrá hecho llorar?- Camila hizo una pausa.

—¿Crees que habrá ido alguien a verla? Quiero decir, ¿tiene amigos?-

—Claro que tiene amigos. Está la Asociación Femenina, los del club de campo y todas esas mujeres que conducen esos enormes coches. Amistades de ese tipo.-

—Ah, claro, por supuesto. ¿En qué estaría yo pensando?-

—¡No me digas que te da lástima!-

Tras el telón de pino - Camren (Adaptación)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora