Capítulo 31

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La historia no me pertenece, todos sus derechos a la maravillosa escritora Gerri Hill.

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Capítulo 31

Camila se sintió decepcionada al ver que el automóvil de Lauren no estaba en la entrada cuando llegó a casa. Decepcionada, pero no necesariamente sorprendida. Seguramente, Lauren estaba intentando eludir la confrontación que daba por sentado que iba a producirse al regresar ella a casa. Camila no pensaba provocar ninguna confrontación, pero tenían que hablar; ella lo necesitaba urgentemente.

Se dio cuenta de que ya había superado la conmoción inicial que sintió al advertir que acababa de hacer el amor con Lauren. El día anterior, la noche anterior, lo había visto todo tan claro... Sin embargo, con la luz del día le entró el pánico. Y ahora... bueno, ahora había tenido todo el día para acostumbrarse a la idea, para aceptarlo.

Además, lo que Lauren y ella habían hecho la noche anterior no había sido más que la expresión física de lo que sentían la una por la otra, de lo que habían sentido años atrás y que desde luego seguían sintiendo ahora, ya adultas.

Cuando Lauren la tocó, cuando le hizo el amor, Camila descubrió de pronto que todo lo que había sentido por ella tenía sentido, que encajaba: su total disposición para seguirla a todas partes cuando era niña, por el puro placer de estar con ella; y más tarde, ya adolescente, sus enormes deseos de que Lauren la tocase.

Ambas habían estado tan apegadas la una a la otra que para ellas era algo completamente natural tocarse mientras charlaban. Y ahora de adultas, esa necesidad de tocar y ser tocadas era más fuerte que nunca.

La noche anterior habían dejado de resistirse a esa urgencia. Ya no podían reprimirse más. Sin embargo, Camila no tenía ni la menor idea de lo que iba a suceder a continuación. Por eso deseó que Lauren estuviese en casa. En lugar de eso se encontró una nota. Al parecer, Sofi iba a preparar espaguetis para todos.

— Por favor, que no esté Josh — musitó.

Sin embargo, no tendría por qué haberse preocupado: el de Lauren era el único automóvil estacionado en la entrada. Camila dejó el suyo justo detrás y se apresuró a entrar para escapar de la llovizna que llevaba cayendo desde el mediodía. Las tormentas primaverales que habían anunciado se habían quedado más al norte. No se molestó en llamar al timbre: llamó un par de veces con los nudillos y entró.

—¡En la cocina! — gritó Sofi.

Lee Ann y Denny estaban sentados a la mesa, coloreando. Lee Ann alzó la vista lo justo para dedicarle una breve sonrisa. Sofi la recibió con una cuchara tendida hacia ella.

—Prueba. —

Camila obedeció, antes de asentir. —Muy rico. Necesita un poco más de albahaca. —

Sofi se echó a reír. —¡Como si fuese a aceptar tus consejos sobre cocina! — Tapó la cacerola y la puso a fuego lento.

—¿Dónde están todos? —

— Llevé a los gemelos a dormir la siesta hace un par de horas. — Camila aguardó pacientemente. —¿Lo dices por Lauren? — dijo Sofi sonriendo. —Supongo que Greg y ella estarán encerrados en algún sitio. Están jugando al ordenador. Greg le ha preparado unos gráficos o algo así — explicó, haciendo un gesto con la mano.

Tras el telón de pino - Camren (Adaptación)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora