Capítulo 10

326 42 16
                                    

********NOTA: Los textos en letra cursiva son recuerdos***********      


La carretera que conducía al río estaba tal y como Lauren la recordaba: llena de baches. El Lexus los salvaba con facilidad, y pudo llegar hasta el final. Se detuvieron en un camino lateral que terminaba paralelo al río.

—Está exactamente igual — dijo Lauren— sólo que con más basura.-

—Sí, hay más basura. Pero no creo que los chicos del instituto vengan por aquí tanto como veníamos nosotros por aquel entonces.-

—Pues no saben lo que se pierden-

En lugar de cerveza decidieron tomar vino, pues ambas estaban de acuerdo en que habían crecido lo suficiente para refinar su elección de bebidas en sus escapadas al río. Lauren tomó la botella y el sacacorchos que habían comprado, y Camila llevó la manta que había arrojado al asiento trasero cuando pasaron por su casa para que se cambiase de ropa. Ambas sonreían al bajar por el mismo camino que habían tomado cientos de veces en el pasado. Tal como había dicho Lauren, apenas había cambiado. El bosque llegaba justo hasta el borde del río, donde encontraron un lugar para sentarse, bajo uno de los enormes pinos. Camila extendió la manta y ambas se sentaron con las piernas cruzadas, de frente al agua.

—Escucha... ¡qué paz! — susurró Lauren.

El río fluía silenciosamente, cruzando el bosque, por encima de sus cabezas cantaban los cardenales.

—¿Lo echas de menos, este sosiego?-

—Sí. Aunque la verdad es que no vivo en la ciudad. Me compré un apartamento en

Monterrey, así que mi sosiego es escuchar el océano.-

—Debe de ser precioso.- Lauren sonrió.

—Algunos días es precioso, otros hay demasiada niebla. Pero el sonido siempre es el mismo. Cuando has vivido junto al océano, durmiéndote con el sonido de las olas que rompen en la orilla, descubres que no hay nada más reconfortante que eso. Es un sonido continuo, incesante — murmuró Lauren — El día que ese sonido se detenga será el fin del mundo.-

Camila observó cómo Lauren descorchaba el vino al tiempo que hablaba; sus susurros resonaban en el bosque. Después lo sirvió en copas de plástico que habían comprado en la licorería. Camila recibió la suya y sonrió antes de beber un sorbo. Un momento después, Lauren le dio unas palmaditas en la pierna.

—Ahora estamos solas, ya no hay interrupciones. Es hora de que me cuentes una de esas «largas historias» que has dejado pendientes.-

—Veo que sigues tan impaciente como siempre.-

—¿Por qué ya no vas a la iglesia?-

—¿Y por qué no vas tú? — contraatacó Camila. Lauren echó la cabeza hacia atrás, mirando hacia la copa de los pinos y al cielo azul sobre ellos.

—Veamos: ¿qué tal si te digo que es porque mi madre me llevó al hermano Garner para que me curase de mi enfermedad, a base de rezar para que el diablo saliese de mi interior? Oh, fue muy divertido aquello, te lo aseguro. ¿O si te hablo del hecho de que estoy destinada a pasarme la eternidad ardiendo en el infierno, para expiar el pecado de amar a las mujeres en lugar de a los hombres? ¡O tal vez sea simplemente porque temo que me parta un rayo! — concluyó Lauren, mirando a Camila directamente a los ojos.

Está bien, tú ganas.-

—Cuéntamelo Camz.- Sus miradas se cruzaron, verde sobre marrón, y Camila notó que se aliviaba el peso que sentía en el alma. Llevaba tanto tiempo guardándoselo dentro, sin contárselo a nadie... Con su hermana y su madre apenas había llegado a rozar la superficie de todo aquello. Había insistido siempre en que estaba bien, en que no pasaba nada. Pero los hermosos ojos verdes que recordaba estaban ante ella, escrutando su alma como siempre habían sabido hacer, descubriendo cosas que nadie más había podido nunca distinguir.

Tras el telón de pino - Camren (Adaptación)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora