Vacío

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Este escrito lo hice inspirado en uno de los momentos más agobiantes de mi vida. Fue un período en el cual agonizaba entre expectativas fallidas y aburrimiento, en esos momentos estaba sumido en un tremendo vacío existencial, no le hallaba sentido a las cosas, todo me daba igual. Fue entonces cuando comencé a cuestionarme muchas cosas, me sumergí en la filosofía y traté de encontrarle una explicación o al menos una salida a aquel vacío que nada en mi vida podía llenar.

Hace algunos años mi vida básicamente consistía en encerrarme en mi cuarto a jugar videojuegos luego de llegar de la escuela, así disfrutaba mis días. Recuerdo que luego de hacer mis tareas dormía unas cuantas horas, de esa manera mis días se repetían como un ciclo incesante. Podía decir que estaba tranquilo, no era la felicidad, pero las horas transcurrían rápido y me divertía haciéndolo, eso era lo más cercano a ser feliz. No me detenía a pensar las cosas, aunque me fastidiaba el asunto de que los todos los días me parecieran iguales. Lo único que me impedía ser feliz era un vacío que tenía en mi interior, uno que nada podía llenar.

Llegó un momento de mi vida en el cual pensé que me faltaba espiritualidad, podría decir que en el aspecto material tenía lo que alguna vez quise y necesité. Comencé a buscar respuestas en lo inmaterial, así que fui a la iglesia. Me agradó el ambiente, rápidamente me acostumbré al entorno y a las personas, me interesé por aprender y por seguir el camino del cristianismo. Iba todos los días a aquel lugar, incluso más de una vez al día, recuerdo que duré dos años allí, me sentía cómodo en un principio, pero se produjo un desinterés progresivo al pasar el tiempo. De pronto un día me sentí extraño, como un árbol sin raíces, como si no encajara en aquel sitio, noté que aquel vacío no había desaparecido; simplemente se había ocultado.  Entonces ya no supe con qué más llenar aquel vacío, así que dejé de buscar. Quizás cesar en la búsqueda me traería algún hallazgo, tomé el vacío y aprendí a vivir con él, como si fuese una parte de mí.

Un día sin esperarlo, me topé con una chica que me cautivó completamente. Ya se deben esperar lo que sucedió luego, me enamoré perdidamente de esa mujer, ella supo llenar aquel vacío que ni la fe ni lo material pudo, ni siquiera las personas que estuvieron antes de ella pudieron hacerlo. Con ella mis días se llenaron de vida y de esperanza, como si ella fuera la respuesta a todas las preguntas que estuve haciéndome por años. En ese momento entendí el porqué de mi vacío: me faltaba amor. El amor es un sentimiento que lo invade todo, donde hay amor no hay vacío, es que uno de los dos anula al otro, el vacío y el amor no pueden existir en un mismo ser, al menos no en mí.

Cada día se hizo diferente, sin importar que yo hiciera lo mismo, si la cotidianidad estaba envuelta de su sonrisa nada más me preocupaba, lo cotidiano se convertía en algo extraordinario cuando ella le daba su toque.  Aquel tipo vacío ya no lo era, se encontraba lleno de vida. De pronto todo pasó a segundo plano, tomé mis problemas e incertidumbres y los lancé muy lejos de mí, donde nunca pudieran alcanzarme.

Un día esa mujer se fue. Esa mujer que había llenado el vacío decidió irse y no volver.  Posiblemente esa sea la causa de que aquel vacío ahora sea un agujero negro que se traga todo.


Hálito poéticoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora