Capítulo 2: ¿Sueño o realidad?

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Me encontraba completamente agitada. Mi respiración, al igual que mis pulsaciones estaban aceleradas.

Me levanté nuevamente de la cama, sabiendo que esa noche no volvería a dormir, y no sabía cuando volvería a hacerlo luego de lo que había soñado.

Medio dirigí al baño. Abrí la canilla y metí prácticamente dentro del lavabo mi cabeza, empapándome. Comencé a tranquilizarme un poco más, aunque todavía sentía aquella extraña sensación de haber estado en otro lugar.

Además ya no sentía frío, sino un calor insoportable. ¿Tendré fiebre?, pensé.

Observe el espejo. Podía ver mi reflejo, pero si miraba más allá veía, todo lo que había soñado.

Me encontraba en un bosque. Estaba rodeada de pinos, y otras variedades de árboles que no conocía. El clima era completamente húmedo, pero si observaba a lo lejos, podía ver que un frío polar acechaba la zona. Parecía haber distintas estaciones todas unidas. El invierno, verano, otoño y primavera se encontraban allí, juntas, en contra de las leyes de la naturaleza.

Comencé a caminar. El calor hacia que la ropa se me pegara al cuerpo, y que gotas de sudor comiencen a caer.

Realmente no sabía a donde me dirigía, pero algo encontraría. Por un instante olvide que me encontraba dentro de un sueño. Como si todo fuese real. En realidad, todo era bastante creíble.

Luego de caminar un buen rato, mi ropa comenzó a secarse nuevamente. De mi boca salía un vapor, y mis manos comenzaban a inmovilizarce. Había entrado en el invierno. Mi ropa comenzaba a cambiar.

No había notado que anteriormente llevaba un short y remera blancos con algunos detalles en celeste. Ahora tenía un pantalón largo y una remera pegada a mi cuerpo de color negro, pero en este caso con detalles blancos. El frío iba cesando, aunque todavía lo sentía en mis manos y mi rostro.

Escuche ruidos provenientes de las profundidad del bosque. Me detuve a observar, pero no logre ver nada.

Sentía que no estaba segura, que algo aparecería por detrás y me atacaría. Súbitamente comencé a correr como nunca antes lo había hecho. El viento chocaba contra mi cara. Mis pulsaciones aumentaban y mi respiración se agitaba aún más.

Una piedra se cruzó en mi camino haciendo que cayera rodando por el piso.

Me quede allí tumbada en silencio. No sentía dolor, pero me había lastimado mi rodilla, comencé a ver sangre salir de ella. Necesitaría un médico.

-Que estúpida soy- dije en voz alta. Había olvidado, nuevamente, que todo esto era un mal sueño.

Empece a levantarme lentamente. Me costaba caminar, y no podía despertar de aquella pesadilla.

Seguí caminando. Algo debía encontrar. No podía ser que el bosque sea infinito, ya que las estaciones no lo eran, en algún momento debían terminar. Pero no. Cuando salía del invierno entraba a otra estación y a otra. Me di cuenta que estaba caminando en círculos.

Cambie de dirección dirigiéndome al medio del bosque. ¿Que encontraría allí? ¿Las cuatros estaciones mezcladas? Sería muy raro.

De repente vi algo por encima de los árboles. Parecía un.... No puede ser, pensé. ¿Era eso en realidad un castillo?

Me acerque aún más para poder observarlo mejor.

-Si, es un castillo-dije un tanto asombrada.

Algo me empujaba a continuar el camino, a llegar hacia ese lugar, donde estaba la mansión. Pero sentía miedo, luchaba contra el temor de lo desconocido, de lo que pudiese encontrar allí dentro.

Pero no lo logre vencer. Continúe el recorrido. Luego me detuve bruscamente.

Estaba escondida detrás de unos arbustos. Desde allí podía observar todo.

Había otras personas. Algunos vestidos de verano y otros de invierno, como yo.

Pero no parecían sentir frío ni calor. Yo, en realidad, no lo sentía ahora tampoco. No sentía nada.

Un muchacho observo hacia el lugar donde me encontraba escondida.

¿Me habrá visto?... Espero que no , pensé. Pero el joven se acercaba aún más. Tenía el pelo castaño con unos reflejos rubios como el sol, y unos ojos verdes brillantes como la Esmeralda. Su cuerpo era esbelto y tenía unos rasgos muy finos.

El miedo se apoderó nuevamente de mi. Nunca había sido tan cobarde hasta ahora.

Comencé a correr para cualquier dirección. Ahora realmente sabía que alguien se dirigía hacia mi.

Cambie de estación, y mi ropa también. Volví a tener los frescos short y la refrescante remera blanca. Mire hacia atrás. Pero nunca debería haber hecho eso.

Caía arrodillada , y luego todo mi cuerpo cayo en el suelo.

El chico se puso sobre mi. Me apuntaba con un arco en la garganta.

-Te tengo preciosa-decía el joven de ojos verdes. Pero en ese momento yo desaparecía en una niebla espesa.

Continuaba mirando el espejo, recordando aquella pesadilla. ¿La habría tenido alguna otra vez? ¿Sería la primera vez que le sucedía algo así? ¿Sería la última? De repente sentí un leve cosquilleo en mi espalda. Luego este se fue acrecentando hasta convertirse en fuertes punzadas de dolor. Me quite la remera rápidamente, quedando sólo con el brasier puesto.

Observe mi espalda en el espejo. No podía creerlo. ¿Era cierto lo que mis ojos estaban contemplando?. Si, era cierto, no era mi imaginación, allí estaba... Un gigantesco tatuaje de un atrapa sueños. ¿Estaría delirando? ¿O me habría emborrachado y hecho eso en la espalda? Pero no. Hacia meses y meses que no iba a una fiesta, que no me divertía, o que no hacia alguna locura.

Como si fuera poco, de repente comencé a sentir puntadas en la rodilla, provocando que cayera en el suelo por el dolor. Levanté el pantalón del pijama para observar. No podía creerlo. Mi rodilla estaba sangrando

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