Elyon cayó suavemente sobre la blanca nieve, riendo a carcajada limpia. Edward había hecho trampa y el extenso campo nevado ahora estaba plagado de cientos de muñecos de nieve con forma de Elyon.
- Eres increíble, Elric.- rió la muchacha. Observó sus réplicas y no pudo evitar sentirse feliz.
- Lo sé, uno de mis muchos talentos.- respondió él tirándose al lado de la morena.
- Hiciste trampa. Además, no entiendo cómo pudiste crear tantos con tanto detalle.
- Es solo que tengo tu rostro grabado a fuego en mi mente. No me culpes, tú eres responsable por ser tan hermosa.
Elyon se sonrojó ligeramente.
Habían estado jugando en la nieve toda la mañana. Edward se había molestado con Elyon porque su muñeco hecho a mano era mejor que el suyo, así que había utilizado la alquimia para llenar aquel prado de figuras de Elyon. Ella sentada leyendo, de pie caminando, sonriendo, triste, llorando, enfadada... Y eran copias exactas en hielo.
- Ojalá esto no tuviese fin.- murmuró la pequeña cerrando los ojos.
Sabía perfectamente que esos momentos con Edward tenían un tiempo límite. Y sabía también que la sonrisa que se dibujaba permanentemente en el rostro del rubio, se disolvería en muy poco tiempo.
Porque Elyon realmente no creía que todo aquello tuviese un final feliz. No creía que el gobierno los dejase en paz para que pudiesen casarse, comprar una casita y criar hijos.
Elyon no creía que fuesen a dejarla tener un futuro alegre.
Porque ellos ya sabían de lo que era capaz cuando se veía en peligro.
Y si ella fuese responsable de las vidas de la gente, tampoco dejaría vivir a alguien como ella.
- ¿Qué dices? Claro que esto no tiene fin. ¿No lo sientes? Estamos solos en nuestro mundo, El. Y nadie puede alejarnos ahora. Somos tú y yo.- los dorados ojos de Edward se clavaron una vez más en los de la morena, causando estragos en su ritmo cardíaco. En su mirada vio determinación, ilusión y sosiego. Le decía con sus ojos "Todo está bien, nada puede separarnos ahora" y Elyon no sabía si sentirse feliz o preocupada por eso.
- Si me voy, ¿qué harías?- el tono de voz de la pequeña Black era tranquilo y monótono.
- Te seguiría hasta el fin del mundo.
- ¿Y si muero?
- Moriría contigo.
- ¿Incluso si ese no es mi deseo?
- Elyon, no entiendo qué es lo que intentas decirme.- el rubio estaba algo confuso. Entendía las preguntas de su amada, pero no comprendía su significado.
- Si muero, deseo que sigas adelante. ¿Si tú murieses desearías que yo te siguiese?
- Si muero, me destrozaría que corrieses la misma suerte.
- Exacto. No creo que esto tenga un final feliz para mi. Para nosotros.
Edward se la quedó mirando a los ojos, consternado. ¿Intentaba decirle que siguiese adelante sin ella? ¿Que moriría así de fácil?
El rubio se sintió desfallecer.
- No salvé tu vida para que me enamores y luego me abandones de nuevo. No permitiré que me dejes así, Elyon. Sabes mis sentimientos, así que debes tomar la responsabilidad por hacerme sentir de este modo. Debes tomar esa responsabilidad y seguir viviendo.
Ella tardó un par de segundos en procesar esa respuesta. Cuando lo hizo, le dedicó su más dulce sonrisa. Acarició con la llema de sus dedos la mejilla del mayor y depositó un suave y casto beso en sus labios.
- Te amo. Así que toma la responsabilidad y sigue adelante. Pase lo que pase. Aún si muero, sigue adelante.
- Tenemos mucho tiempo para amarnos, Elyon Black. Así que hazme el favor y sé mía hasta el final.
Ella sonrió aún más. Estaba feliz de escuchar a Edward decir eso. Pero aunque era feliz, sabía que eso no duraría mucho tiempo.
Así que se decidió a cumplir la demanda del chico al que amaba. Sería suya hasta el final. Se divertirían muchas veces, vivirían aventuras, discutirían, se besarían y se amarían hasta el final. Independientemente de cuándo llegase ese final.
- Me gustaría ver el mar. Desearía poder verlo y sentir esa brisa marina en mi rostro, tal y como cuentan los libros. También quiero hacer un castillo de arena contigo. Quiero pasear por la ciudad de tu mano. Quiero estar a tu lado siempre. Quiero darte mi vida entera, y estar ahí noche tras noche. Quiero que me hagas reír miles de veces, y escuchar tu risa todos los días de mi vida, dure lo que dure. No me importa si muero mañana o dentro de veinte años. Si muero en tus brazos, es suficiente para mi.
- ¿Por qué estamos teniendo esta conversación, El? ¿Pretendes morir antes de permitirme tener el honor de casarme contigo? ¿Antes de poder tener pequeñas Elyon que correteen y rompan los corazones de hombres como yo? No seas idiota. Arreglaremos esto y cuando todo termine, te pediré matrimonio. Así que más te vale estar viva para entonces y decirme que si.
Ella no pudo evitar derramar unas cuantas lágrimas. Cuando ya creía que no podía sorprenderla más, Edward se superaba a si mismo y le confesaba su intención de hacerla su esposa en medio de un campo nevado lleno de estatuas suyas.
- Eres tan... Original.- murmuró ella intentando contener un sollozo. Él soltó una carcajada y le sonrió con toda la alegría que sentía en su corazón. Alegría y felicidad por tener a Elyon en su vida. Por haberse enamorado de esa manera tan alocada y extraña de una chica única.
- Podría seguir creando esculturas tuyas hasta no dejar un solo centímetro de tierra en todo el país sin utilizar. Pero ninguna sería comparable a la verdadera Elyon Black. La persona que más amo en este mundo.
- ¿Dejarás de amarme cuando me vaya?
- No existe razón alguna ni persona o cosa que pueda hacer que olvide este amor.
- Entonces, arreglemos esto y luego, te diré que si.
Ambos estaban completamente sonrojados. La vergüenza estaba presente, siendo eclipsada por una inmensa felicidad, ese sentimiento que muchas veces nubla la razón.
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Elyon Black: el misterio de Sophie.
FanfictionPorque Elyon era diferente. Era fría y dulce; era cálida y despiadada; era sencilla y complicada; era luz y era sombra; era realidad y era sueño. Ella lo era todo y nada.