Marvel Christmas Calendar

Absolución [Stucky]

Etiquetas: Angst, hurt/comfort, post-civil war
Resumen: Bucky recuerda que hay peores formas de pasar la navidad.

Desde que escapó del control de Hydra, Bucky había aprendido que los recuerdos son algo poderoso, capaces tanto de causar daño como de remediarlo. Comenzó a descubrirlo poco a poco, pero ahora podía reconocer un patrón. Algunas noches –la mayoría– despertaba agitado, gritando o llorando en silencio por los horrores que invadían su mente aún dañada, cazándolo como fantasmas en la oscuridad. Otras veces, en cambio, los recuerdos llegaban a plena luz del día, en cualquier momento y sin previo aviso. Sin importar la circunstancia, siempre tenía el mismo efecto: atormentarlo y agotarlo mentalmente.

Al comienzo era mucho más intenso de lo que era ahora, pero con el tiempo otro tipo de episodios comenzaron a manifestarse. Eran memorias mucho más escasas y esporádicas que los recuerdos vívidos del terror que causó, sintió y presenció durante las últimas siete décadas, pero podían ser incluso más intensas que los malos recuerdos. En varias oportunidades se encontró con lágrimas en los ojos causadas por la paz y el amor abrumador que sentía –hacia un hombre que no merecía– luego de cada episodio. Eran un bálsamo para las heridas aún frescas que estaban tomando demasiado tiempo en sanar. Heridas que de vez en cuando supuraban miedo, remordimiento, odio y la insoportable necesidad de huir y esconderse de todo y de todos.

Esa ocasión no fue diferente a las anteriores. Todo lo que se necesitó para halar el gatillo de sus recuerdos fue el fuego acogedor en la chimenea y las luces tenues del árbol navideño que se encontraba en la esquina de la sala, generando una atmósfera cálida y acogedora. Steve de pie en el centro de la habitación con una expresión gentil en el rostro y un pequeño obsequio en las manos.

El recuerdo de la última navidad que compartieron juntos lo aplastó con tanta fuerza que sintió las rodillas fallarle.

Cansados, hambrientos y con frío , varados tras las líneas enemigas y sin tener idea de cuándo llegaría la tan necesitada ayuda, si es que acaso llegaba. Pero al menos estaban juntos en ese momento. Solos como no habían tenido oportunidad de estarlo desde que Bucky dejó atrás a Steve en Brooklyn y partió a entrenar y luego al frente de la línea.

— Lamento todo esto, Buck — murmuró Steve con aire taciturno, mirando la pequeña fogata que tenían en frente— . De verdad lo siento.

El sargento lo miró desde donde estaba sentado con las rodillas pegadas al pecho, abrazándose a sí mismo. Mientras que Steve no lucía afectado en lo absoluto por el frío, Bucky estaba más que agradecido por el escaso calor que le proporcionaban las llamas. Gracias a dios se encontraban lo bastante aislados y Steve se sentía lo suficientemente seguro como para encender una fogata durante la noche.

Temblando a causa de la baja temperatura, en medio de aquel oscuro bosque forestal donde se escondían, el sargento se inclinó más cerca de su capitán, deleitado cuando Steve lo rodeó con un brazo para acercarlo más a su cuerpo; un contacto mucho más íntimo y prolongado de lo que se había atrevido a ofrecerle cuando estaban en el cuartel general. Suspiró de alivio cuando la calidez ajena lo envolvió como un manto contra la el frío invernal.

No supo hasta entonces cuánto había extrañado ese tipo de intimidad. No porque no la hubiesen tenido en absoluto desde que Steve lo rescató en Azzano, sino porque siempre tenían que ser demasiado cuidadosos en el cuartel e incluso en el campo de batalla, cuando estaban cerca de los otros Comandos. No podían permitir que un toque perdurase más tiempo del necesario, y tenían que recordar constantemente que no podían actuar como nada más que amigos cercanos, hermanos. Una palmada en la espalda, un brazo sobre los hombros e incluso el abrazo ocasional que podían justificar en el momento adecuado. Cualquier otro gesto más íntimo e incluso el Capitán América enfrentaría una baja deshonrosa, como mínimo.