*Narra Addy*
No sé cómo pasó. Los días pasaron volando y de pronto ya era 15 de Mayo. Sí, mañana era ''el gran día''. Hasta hoy el hotel era un no parar de nervios y tensión en el ambiente. Se palpaba a gran escala el entusiasmo y a la vez el pánico; por si no salían bien las cosas, vaya. Pero en las caras de todos había un aura de esperanza. Noté como todos se miraban con una sonrisa que más bien se escondía al mirar al suelo. Joder, ni que viniera el Papa.
Suena mi móvil.
–¿Addy? ¿Dónde estás? Te dije que vinieras a pasar todo el tiempo que pudieras conmigo. ¿No te das cuenta de que ya es prácticamente mañana? ¡Mañana! Oh, dios, tía, estoy dando vueltas por mi habitación como una loca y no sé hacia donde ir, no me concentro en nada, hoy no he dormido, osea, es que no me puedo creer que ya por fin vaya a cumplir mi sueño...
Era la hermana de Dylan. Oh, dios ¿por qué tuve que darle mi número de teléfono?
—Relájate, Lindsay. Ahora mismo salía por la puerta.
Mentira.
—Vale está bien. Le he dicho a mi madre que compre tu pizza favorita. No quiero que te me escapes ni un segundo... –canturreó.
Genial. Resulta que durante este medio tiempo desde que mi adorado padre me ''encomendó'' la increíble misión de difundir el íncreíble suceso que increíblemente se iba a concluir en nuestro increíble hotel los próximos increíbles días, he estado recibiendo unas increíbles ''clases'' instruidas por la chirriante e inocente pre adolescente de Lindsay.
¿Que sobre qué? Básicamente sobre las cinco marionetas que mañana van a irrumpir en mi espacio. ¿Con qué fin? Pues básica y aburridamente para tener una idea de ellos, saber algo, vaya, y no hacer el ridículo.
Podría haberlo sobrellevado mejor, si Lindsay no estuviera cotorreando durante horas sin apenas coger aire, con un montón de revistas y fotos en la mano agitándolas como si fueran unas gallinas huyendo de ser retorcidas por el cuello.
Creo que no había ni un sólo rincón de eso que llamaba cuarto, sin una foto o póster de caras de esos chicos. Me costaba parpadear y a veces no quería abrir los ojos porque me daba miedo y no quería dejar que mi subconsciente actuara con vida propia amenazándome con un trauma.
—¿Te has enterado? –preguntó Lindsay en un suspiro. El diafragma la estaba torturando y pidiendo auxilio para que se callara. Yo también.
—Errr, si, sisisi. –dije poniéndome derecha en la silla.
—A ver, qué he dicho hasta ahora –se puso en jarras.
—Pues que... –miré hacia el techo. Oh, dios mío, no...ahí también había posters. Socorro.
—No te has enterado de nada.
—Lindsay joder ésto es una mierda a mi qué me importa todo ésto –bostecé agitando un tocho de libro que tenía en la mano que ponía Dare To Dream, con sus caras de no haber roto un plato en su vida en la portada.
—¿Y si hablas con ellos? ¿Y si por lo que sea tienes que hacer frente a una presentación de esas incómodas llevadas por tu padre?
—Ni de coña ¿bromeas? No voy a estar presente ni dejarme ver. Menos con mi padre –tiré el libro a la cama que estaba a un palmo de mi. —De todas formas ¿de qué me serviría saber que tiene uno 19 millones de seguidores en Twitter y el que menos 12?
Lindsay hizo un gesto de sorpresa en su pequeña y pecosa cara.
—Vaya, muy bien. ¡Sabes más de lo que yo pensaba! Tienes una memoria que recopila algo más que nombres de bares y chicos guapos.
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One More Night (One Direction) Una noche más
Fanfic¿Qué harías si los chicos de One Direction se hospedaran en el hotel de tu padre, en el cuál vives? Seguramente te gustaría que se quedaran una noche más. Y otra. Y hasta toda una vida. Pero...hay condiciones: no los conoces, no eres fan, no sabes...