Capítulo VI

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"¡Es viernes y el cuerpo lo sabe!" suelen decir, pero yo me pregunto ¿qué sabe?, sabe que algún día volverá a formar parte de la materia prima de la cual venimos dejándonos en un vacío existencial, ojalá. La gente que dice esto no son más que el intento fallido de una generación que trató de ser educada con principios básicos, pero la modernidad de la tecnología los tomó haciéndolos simples recipientes vacíos y sin alma, ¿por qué?, pues porque el alma esta en todo aquel que razona y personas sin ideales propios, que siguen la moda, carecen o no lo desarrollan.

Alrededor de las cuatro de la tarde, escuchando música de Ryuichi Sakamoto, melodías como estas ayudan o perjudican al oyente, ¿por qué? Pues porque no hace más que levantar sentimientos depresivos que hay en cada uno de nosotros. Además, escuchar a los más grandes celebres artistas los vuelve inalcanzables.

Se escucha como suena un piano de cola junto a un violín, la melodía que este emana es sorprendente o ¿tal vez es por el hecho de que los artistas están llorando mientras lo tocan? ¿quién sabe?. Se puede sentir como el piano es tocado en todo su gran esplendor y el violín es como el aire, tan indispensable. El salón esta en silencio por algunos segundos hasta que el violinista se hecha al piso, cayendo de rodillas, pero aún así siguen tocando; algo que sorprende a todos; los espectadores se ven disgustados, algunos han cerrado los ojos para disfrutar al máximo de esta melodía, otros se han puesto sus abrigos para salir del salón indignados.

De entre todo este público estoy yo, al frente del computador, con bocinas que amplifican el sonido, revisando mi blog, escribiendo nada más que bazofias. ¿Música del pasado o bazofia del presente?.

Ya nada llega a saciar el pequeño espacio que ha dejado la incomprensión de la sociedad en mi, internet, paginas para gusto y disgusto. A veces necesito algo de lo que más repudio para sentirme vivo.

Estas melodías no creo que me ayuden, mucho menos en el estado actual en el que me encuentro, en ocasiones meto mi cabeza en algún libro incomprensible para los demás y es justo ahí en dónde me quedo, tratando de no mirar a mi alrededor, con una triste esperanza de que sin darme cuenta logre el libro hacer mi realidad.

"El hombre que se queja no logra nada, pero el hombre que actúa lo cambia todo". Palabras incomprendidas y alteradas por la moral.

¡Oye! ¿has escuchado eso?, se escucha una guitarra, aunque su sonido no es fuerte, sigue sonando, camina hacia allá.

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