Capítulo 4.

13 0 0
                                    

  Sábado por la noche, aquí estoy, sentado en las escaleras esperando que mis padres se vayan a dormir. Mi plan es; robar el auto, volver una hora antes de que mamá se despierte para ir al trabajo, y dejarlo en su lugar, de esa forma nadie sabrá que he salido. Iré a buscar mi abrigo. ¡Oh! Ya están en la cama, perfecto. Bajo lentamente por las escaleras, llego al comedor, tomo las llaves y me doy a la fuga.

  Con que... Washington 5692, ¿huh? Veremos... Aquí es. Wow, qué casa. Dos balcones y ventanas gigantes. Desde aquí veo la gente, maldita sea hay millones de personas, ¿cómo encontraré a Beth? Guardé el papel con la dirección en mi bolsillo, estacioné el auto, bajé y toqué timbre. La puerta se abre y un hombre muy ''fortachón'' pregunta; -¿Vienes de parte de...?- Esperando mi respuesta. -De parte de Beth, Beth Collings- Me mira de reojo y me deja pasar. Qué intimidante.

A penas pasé otro hombre ((que al parecer estaba demasiado ebrio)) intervino en mi camino.

-Tú eres... James. Sí, lo sé por tu altura. Beth me dijo que estarías aquí.

-Oh, sí, claro, hola, ¿Y  tú eres?

-El organizador de ésta gran fiesta, pasa, Beth está arriba, en la habitación de la derecha. Es su cuarto.

-Gracias.

Subo las escaleras pensando; ''Es su cuarto''. ¿Ella vive aquí? ¿No que sólo era un amigo? No comprendo nada. Aquí está la puerta, y tiene una madera con su nombre. Entro y allí está ella. Tomando cerveza y jugando videojuegos con su vieja consola de playstation 2. Lleva puesto un vestido corto negro, con medias de red y sus botas. Intento no hacer ruido para asustarla pero de repente se da vuelta y me ve.

-¡James! ¿Qué tal todo? ¿Te gusta la fiesta? Es gigante.

-Sí, claro, hola. 

-¿Pasa algo?

-No, nada, es que no conozco a nadie aquí y me siento como un intruso.

-¿Nadie? ¿Nadie de nadie? <Me dijo haciendo muecas de confundida>

-No, sabes. Sólo a tí, y casi ni te escucho hablar de lo fuerte que está la música.

-Bueno, entonces vayamos a otro lugar. Lleva las cervezas. <Sacó una caja de abajo de la cama que estaba ubicada en el medio del cuarto y me la dió.>

Bajó las escaleras y salió de la casa. Por supuesto yo la sigo, no sabría a dónde iríamos así que no podría hacer otra cosa. Cruzamos la calle y entramos en unos pastizales, donde nos encontramos con un juego de sillones marrones.

-Bueno, aquí no se escucha la música y estamos solos. <Me dijo, con una sonrisa en su cara.>

-Sí, casi muero. De todas formas, ¿para qué querías que viniera?

-Sinceramente, te he echado un ojo y no estás mal, aunque tu actitud, deberías cambiarla.

-¿A qué te refieres?

-Eres un ''chico bueno'', ''mimado de mamá'', no sabes lo que es vivir como lo hago yo. Ni siquiera estoy segura de que alguna vez hayas fumado.

-Para tu información <Dije dichoso> no lo he hecho. <Me eché atrás> ¿Y qué tiene que ver eso con que quisieras que venga? Repito.

-Mi idea era que si tú querías, podía yo enseñarte todo lo que hago, cómo lo hago. Sería divertido. Por este fin de semana podríamos hacerlo, ¿qué piensas?

-Pues, tengo que devolver el auto de mis padres ésta mañana, así que...

-¿Ves? Ya lo tienes. Éste es tu primer paso. Desaparece por éstos 3 días de fiesta, y pasaremos tiempo juntos. 

-Pensándolo bien, sí, lo haré. <Estaba bien. Además de pasar tiempo con Beth podría comenzar a comportarme como un adolscente rebelde, y así poder ganar su amor, por decirlo de una manera>

-Genial, ¿no te echarás atrás, verdad?

-No, por supuesto que no.

-Ok, volvamos a la fiesta, pongámonos borrachos y bailemos.

Volvimos, bailamos, saltamos, tomamos de más y así terminó el primer día. Cuando desperté mi cabeza me dolía, estaba sin camisa ni camiseta y con Beth al lado de la cama. ¿Qué había pasado? No creo haberlo hecho con ella, pero, ¿por qué está aquí? Entre mis dudas siento que ella se mueve, para mi lado. Sigo dormido pero confuso. Me recosté y cerré los ojos. 

Parecieron años; son las 3 de la tarde y ya me he despertado. No volveré a dormirme, no. Me levanto, me pongo mi camiseta sola y bajo por las escaleras. Para mi sopresa allí estaba quién sería mi guía. Su cuerpo está cubierto por un gran remera de algún equipo de football que ciertamente no conozco. Tiene puestas medias y su pelo está atado con una banda elástica roja. Al parecer, prepara el desayuno, pues, no creo que alguien almuerce té con galletas. Se sienta en la punta de la mesa de algarrobo que se encuentra sobre la sala, y comienza a comer.

-¿Buen día?

-Ugh, hola James.

-¿Qué haces?

-¿Estás ciego? Desayuno.

-Son las 3 de la tarde, creo que deberías esperar hasta las cinco y merendar.

-A nadie le importa, ya estoy aquí comiendo y no me detendré.

-Claro, uhm, sí. ¿Puedes decirme qué pasó anoche?

-¡Con mucho gusto! Tomaste mucho whiskey, cerveza, energizantes, de todo. Te pusiste borracho, bailaste conmigo, te cayeron mal los tragos, así que fuiste a mi habitación y te dormiste allí. Cuando la fiesta se acabó, yo no tenía dónde dormir así que me puse junto a tí y no me importaba que te moleste, de todas formas tú estabas en mi lugar y no podía correrte porque parece que pesas 150 kilos.

-Ahh, que bien. 

-Sí. Iré a cambiarme y comenzaremos. Hoy iremos al campo de golf Imadro. Hoy van niños ricos, niñas mimadas y malvadas, así que espérame aquí, que salimos con el auto de tus padres.

-Está bien, te espero.

Beth terminó su ''desayuno'', agarró su plato, la taza y las dejó en el lavavajillas, mientras yo la observaba desde los escalones. Luego, dio media vuelta, y comenzó a subir, sin percatarse de mí, y pasó a su cuarto. Pasaron 10 minutos y sigo esperándola aquí sentado. Escucho la manija de la puerta, y ¡POR FIN! sale. Se cambió de ropa; ahora usa sus botas, con un short corto rasgado, una remera gris, y una camisa roja a cuadrille atada desde las mangas por su cintura. Lucía muy bonita, no puedo dejar de mirarla. Se ha delineado los ojos y su pelo ahora está menos alborotado. 

-Hey, deja de mirar, estúpido. Vamos, hay que largarnos de aquí.

Bajamos las escaleras y salimos afuera. Caminamos hasta donde estaba mi auto aparcado y nos subimos. Cuando encendí el auto, igual lo hizo la radio y comenzó a sonar ''Locked Out Of Heaven'' de Bruno Mars. Al instante empecé a cantar, y conmigo Beth. Ya sé otra cosa de ella; canta muy bien, y se ve linda cuando lo hace.

Simplemente ella.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora