Martes, 13 de enero de 2004.
Zev ha venido a mi casa a jugar. Ya ni siquiera en mi casa sonríe de esa manera tan bonita. Me ha preguntado si me sigue gustando y he dicho que no porque me daba mucha vergüenza. Se ha quedado a cenar conmigo y papá no dejaba de contar chistes malos. Zev se reía, pero sé que era una risa de mentira.
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El niño que me gusta tiene una sonrisa triste.
ContoAmber está enamorada de Zev. Zev siempre tiene una sonrisa triste en el rostro.