Final Alternativo N°1.

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Trenderman. (Aviso: De ahora en adelante -aunque no siempre- la protagonista se va a referir a Splendorman como "Él" con mayúscula, como si fuera un dios o un ser superior. No porque lo crea como tal, sino por el simple hecho de que después de un abuso o violación la víctima no puede siquiera mencionar el nombre del agresor por vergüenza o un ridículo miedo de invocarlo... o algo así. Si bien se me acaba de ocurrir, es algo verdadero. Lo sé por experiencia y por pura lógica, no es complicado llegar a este tipo de conclusiones. Y lo aclaro para que nadie que no esté lo suficentemente corrompido o corrompida mentalmente como para seguir creyendo en algún dios esté consciente de que no hablo de ningún dios en particular. En ningún momento planeo sacar el tema de la religión en esta novela, excepto en algún que otro "¡Dios mío!" o "¡Madre Santa!" de asombro. Aclarado esto, acá tienen el capítulo)

Dos días habían pasado. Dos días desde que Splendorman me obligó a mantener relaciones sexuales con él. Dos días en los que Splendorman me usa como su juguete sexual.

No volvió a intentar ahorcarme, pero ahora tiene una especie de fetiche con tapar mi boca y no dejarme respirar con libertad. En cuanto llego a mi clímax (si es que lo hago) me suelta y sigue penetrándome hasta que es él quien llega a su máximo.

Como les decía; dos días en los que no comí absolutamente nada. Mi apetito no ha aparecido desde la primera noche, y no ha vuelto. No quise cocinar nada, y él no se ha molestado en hacerme nada que no sea obligarme.

Desde la primera vez tengo muchísimo miedo de llamarlo "violación" ya que de cierta manera soy yo quien dejo que haga lo que quiera con mi cuerpo cuando quiera hacerlo, pero cada vez que lo pienso termino en el mismo pozo: Splendorman es un violador y no puedo hacer nada contra eso. Al menos, ya no.

Hace dos días me habría defendido como pudiese y lo hice, pero también entendí que no tiene sentido gastar energía defendiéndose de alguien o más bien "algo" que me dobla de altura y triplica de fuerza.

Esto... no está bien.

Era apenas la primera vez que tomaba una ducha desde la primera vez que Él me obligó, y la tercera en el día que lloraba en silencio a sus espaldas. Había llegado a tal punto de depresión que ni siquiera me molestaba en bañarme o arreglarme y, sumado al peso que estoy perdiendo por no comer, mi caminar de muerto viviente y el hecho de que Él me viole de vez en cuando, lo hacía ver como el necrofílico* más morboso del planeta.

*:(Necrofílico, de >Necrofilia<: fetiche o fantasía sexual en la que una persona mantiene relaciones carnales con un cadáver. Acto obviamente ilegal y extremadamente perjudicial para la salud, tanto física como mental)

Decidí quedarme en la ducha el mayor tiempo posible, ya que sentía en el fondo de mi corazón que si salía con una toalla envolviendo mi torso la misma iba a desaparecer antes de siquiera darme cuenta. Además de que en otro sitio no podría llorar con tranquilidad.

O al menos, toda la tranquilidad que puede otorgar el vivir con permanente miedo de que un ente traído de pesadillas recién soñadas te mate luego de violarte. Sí, eso tiene mucho más sentido.

Me alegré ligeramente por conservar algo de sentido del humor aún después de sufrir tanto. Tal vez, después de todo y a pesar de la situación, pueda sobrellevarlo y algún día, escapar y volver a vivir.

Luego de una hora, el agua caliente se había acabado y mis dedos estaban arrugados, pero seguía en la ducha, sin mover la cara de la lluvia. Como pude, suspiré y cerré el agua, resignándome. Tomé la toalla colgada en la pared y me envolví antes de salir, donde me esperaba Splendorman, con su cabeza inclinada hacia abajo y una sonrisa lasciva. Suspiré.

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⏰ Última actualización: Dec 25, 2016 ⏰

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Esto... No Está Bien. (Familia Enderman y Tú)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora