Cap 9: Nos meteremos en problemas

340 31 23
                                    

 —¿Ya estas lista? —una voz me sacó de mi escondite

Había pasado la última media de hora en el salón de clases, durmiendo escondida entre mis brazos. Creo que no había escuchado el timbre

—¿Ah? —respondí soñolienta —¿Cuando tocaron?

Adam, que estaba parado frente a mi pupitre, me miró sonriente

—Tocaron hace unos cinco minutos —alzó los hombros —Te esperé afuera, ya sabes, sería raro si entraba y te hablaba de la nada... 

Nos quedamos en silencio

—Y... ¿Sigues durmiendo hasta que cierren esta mierda, o vas conmigo? 

Sonreí negando con la cabeza, y me levanté tomando mi mochila.

Adam parecía estar muy ansioso. Me conversaba animado de cualquier tontería, y me sorprendía saber que no era como los otros profesores; no era serio para nada, no intentaba parecer centrado en la vida y no me miraba mal si decía alguna cosa demasiado inmadura. De hecho, lo sentía como si fuese de mi edad.

—Adam, ¿te puedo preguntar algo? —volteé la cabeza para mirarlo

—Todas las que se te ocurran —sonrió de lado —Excepto si son de materia, que puta lata 

—Tranquilo... hum... ¿Cuántos años tienes? —miré al suelo un poco avergonzada

—Pff, creo habértelo dicho—oí su voz en broma—Tienes peor memoria que yo, y eso es raro... —sentí su mano en el hombro y me sobresalté —Mírame, no te quedes mirando al suelo

Sus palabras me hicieron dirigir mi mirada hacia el. 

Me intimidaba un poco sus ojos verde oscuro

—Eh...está bien—respondí algo atontada

—Tengo 25—respondió serio

—Diablos... —abrí mucho los ojos —Tienes como mil años más que yo

—No exageres niña —rodó los ojos —Ni siquiera se notan... camina —me empujó suavemente por la espalda

Caminamos a paso un poco más apresurado hacia el estacionamiento, en donde estaba su auto

—Wow, que lindo coche —miré hacia un lado —Mira —apunté a lo lejos

—Nah, esta horrible, solo míralo; Está más anciano que la inspectora —arrugó la nariz

—Me gustan los autos antiguos —me alcé de hombros

—¿Si? —alzó una ceja —Genial. Ese auto que te gusta es el mío

Lo miré incrédula

—¿En serio?  

—Si... por algo estamos caminando en esa dirección... —negó con la cabeza mientras reía

Caminamos en silencio hasta su coche, cuando una voz conocida nos interrumpió

— ¿Se puede saber que hace con la alumna, profesor Gontier? 

—Ay, ¡diablos! —se sobresaltó Adam —Me acaba de dar un susto inspectora... —se pasó la mano por el cabello —Inspectora... —reiteró

Creo que no se sabía el nombre 

—Cuide su vocabulario. Esta frente a una menor —soltó con frialdad

—Ya, está bien —respondió despreocupado

—Responda la pregunta. ¿Qué hace con la alumna?

Pareció dudar en que decir. Me miró un momento...

—Eh, bueno... no tiene en que demonios irse así que...

—¡Qué cuide su vocabulario, profesor Gontier! —exclamó enojada

—Lo siento, lo siento... digo, que iré a dejarla a su casa —se alzó de hombros —Solo es eso

La inspectora lo examinó y luego me miró a mi

—Bien. Voy a pasar por esta vez. Pero si los vuelvo a ver juntos, lo siento, pero tendré que sancionarlos a ambos —nos hizo señas de estar vigilandonos —Están advertidos

La inspectora comenzó a alejarse

—Pero que clase de doble sentido tiene usted ¿eh? 

—Adam, cállate...—le susurré

Ella se volteó con una cara de pocos amigos

—¿Disculpe?

—Que tiene una mente bien sucia. ¿Qué se imagina que nos quiere sancionar solo por vernos juntos? —alzó una ceja

Miré sorprendida a Adam. Nadie jamás en toda la escuela se había atrevido a contradecir a la inspectora 

—Disculpe, pero usted es el mente sucia que esta mal interpretando las cosas. Se está inculpando solo. Ya le dije, está advertido. Por si no sabía es regla de esta escuela que los alumnos no salgan con los profesores —lanzó una mirada de odio a ambos, y se fue de allí

Lo miré fijamente, pero luego me interrumpió diciéndome que me subiera al copiloto

— Es una vieja mal nacida —dijo cuando cerró la puerta de su puesto —Que se joda

—No se lo vayas a decir en la cara — me reí 

—No soy tan imbécil...  no tanto —me miró de reojo y sonrió

Estuvimos andando por las calles cuando se detuvo frente a la tienda de discos de la ciudad

—¿A que vinimos aquí? —le pregunté incrédula

—No lo sé, solo baja 

Cuando entramos, se acercó a mi oído

—Elige lo que quieras

Fruncí el ceño, y volteé a verlo

—¿Que qué?  

—Lo que escuchaste—me miró serio—Elige un disco... bueno si quieres dos o tres, no lo sé. Pero que estén en esa sección—me apuntó

Era la sección de grunge

—¿Y si no me gustan qué? —entrecerré los ojos

—Revisé tu celular —sonrió—No puedes fingir

Suspiré

—Está bien... me gusta ese genero pero... No puedo aceptar—torcí el gesto

—¿Eh? ¿Y por qué no podrías? —frunció el cejo—Es un regalo

—Eres mi profesor... —le recordé

—Y tu eres mi alumna, si, por cierto ¿Qué tiene que ver eso exactamente con que te esté regalando algo? 

Volví a suspirar

—¿Lo que te dijo la inspectora te entra por un oído y te sale por otro?

—No, simplemente me vale una mierda. Elizabeth, me caes bien, y nunca nadie me cae tan bien—me miró fijamente—Yo creo que... 

Se quedó en silencio, y se acercó un poco más a mi

Esto se estaba poniendo raro.

—Adam... 

—¿Que pasa? —preguntó muy cerca de mi rostro

—Aléjate...—le susurré

—¿Por qué? —preguntó muy bajo

—La inspectora nos está mirando desde afuera —dije lo más bajo que pude.

Change | Adam GontierDonde viven las historias. Descúbrelo ahora