Cap 8: Más poemas

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El resto de día escolar fue lo más aburrido del mundo. No tener mis audífonos ni mi celular cerca contribuyeron mucho a eso. 

Así que sin querer, llené dos hojas enteras con versos al azar. Y seguí llenando hasta las últimas horas del colegio. 

''El dolor agudiza la realidad,

la tristeza refina los sentidos,

la soledad está acabando conmigo.

¿Es necesario sentir el vacío?

¿Es esencial la crudeza del dolor?

¿Es sencillo librarse de él?

¿Es difícil enviarlo al olvido?...''


—Voy a quitarte el celular más seguido 

Volteé asustada a mi lado, y di vuelta el cuaderno para que nadie lograse ver nada más. En realidad fue reflejo más que nada. De ver, ya había leído suficiente la persona. 

Me encontré con Adam, mirándome divertido.

—¿No estabas enojado? —repliqué con un poco de rencor

Luego me tapé la boca con arrepentimiento. Lo había llamado de tú, así sin más.

—Al fin, joder —sonrió amplio —No te tapes la boca

Hice una mueca, y ordené mi cuaderno frente a mi. Con la rapidez en la que lo volteé contra la mesa frente a mi, doble varias hojas. 

—¿Para qué lo escondes? —alzó una ceja —Leí todo. 

—¿En que momento llegó...llegaste? —me corregí

—Hace mucho —se alzó de hombros —Toma —dejó mi celular en la mesa, lo más cerca de mí 

—¿Los audífonos? —pregunté curiosa

—Solo si me das la hoja con el poema que escribiste 

Rodé los ojos

—No —respondí —No necesito los audífonos en todo caso, tengo otros en el bolsillo

En un abrir y cerrar de ojos, Adam se abalanzó contra mi sudadera azul marino. 

—¡Nooo! —exclamé 

Me quitó los audífonos de repuesto que llevaba. Creo que fue mala idea nombrarlos.

—Tengo más en mi casa —cuestioné

—Por favor —soltó los hombros —Solo quiero leerlo. Una leída. Rápida ¿Bueno? —alzó las cejas como suplicando

No quería mostrar nada. Es decir, jamás, nunca, había mostrado a nadie lo que escribía, a excepción de él con el poema que tanto me había pedido. Y bueno...

ahora, en el momento en que extendía mi cuaderno hacia su mano para que leyera lo que había escrito.  

—Ya —me tapé la cara —Léelo de una vez antes que muera de vergüenza y arrepentimiento...

—Que exagerada —se burló —Y cállate que quiero leer lo que escribiste

Lo miré mal

Un rato en silencio, observando las hojas. No movía ni un musculo, solo los ojos de un lado a otro para leer. 

—Hmm...¿Ya terminaste? —pregunté

—Shhh —me interrumpió. De pronto alzó la mirada de mi cuaderno —Tienes que acompañarme a la tienda ¿Puedes, o tienes que irte directo a tu casa?

 Su pregunta me desconcertó un momento

—Eh...no, de hecho si puedo, así que...

—Bien, vamos —se levantó rápido —Busca tus cosas

—Eh...aún no suena el timbre —le aseguré

—Ah... —se pasó una mano por el cabello —Pero debe quedar poco ¿no? Quiero irme —se quejó con lo último

—No, de hecho aún quedan... —miré mi celular en la mesa —cincuenta minutos

Dejó caer la cabeza hacia atrás y se tomó de las ojeras

—Puta vida, me quiero ir ya de aquíiii —gimió

—Se nota como amas tu trabajo —me reí 

—No, no te voy a mentir, no lo amo —se alzó de hombros —Y por cierto ¿Qué haces aquí afuera escribiendo poemas cuando deberías estar en clases?

Me reí un poco 

—¿Sólo ahora te das cuenta? En verdad no estamos en clases —miré a mi salón, a una corta distancia de los mesones en los que estaba sentada yo —El profesor, nuevamente no vino. 

—Ah, puto —se alzó de hombros —Bien, creo que tengo que ir a la sala de profesores. Me dijeron el otro día que si no tenía clases con ningún curso no podía no hacer nada, que tenía que adelantar la planificación de las clases, y bla bla —hizo gesto con la mano —Te veo en cincuenta minutos más

—De hecho... —miré al celular —cuarenta y ocho, ahora

—Lo mismo —se alejó hasta llegar a la sala de profesores, que quedaba en unas tres salas más al lado de donde estaba sentada en ese instante

Me quedé un rato allí pensando en todo. Había pasado mucho tiempo desde que confiaba en alguien. Es decir, no digo que confiase demasiado en él (Adam), pero al menos hacía mucho que no podía hablar con alguien de este modo. Me inspiraba un poco de confianza como para hablar más fluido.  

Y lo más extraño es que ya no me sentía tan introvertida. 

je, admira al sensual Adam 7u7

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je, admira al sensual Adam 7u7


Change | Adam GontierDonde viven las historias. Descúbrelo ahora