El cordero aguanta la jura del látigo sin freno,
pero pronto se lanza a buscar la pradera
entonces ya no hay reclamos,
solo un grito de ira en la cordillera.
Rápido , mas rápido
y mis brazos se abren, mi mirada rastrea,
ya no hay fuerzas para salir de esta enredadera
pero si , buscando en tu rutina
podrás ver el triunfo en tus heridas.
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Conversa del niño soñador y su interno profesor de cauces
PoesíaHistorias en poesía. Diego Lobo Zapata