Capítulo 6

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-Aparentas menos. 

-Gracias. –Se pasó la mano por el pelo. –Bueno… ¿Qué hacemos ahora? –Se sentó en la cama.

-Bueno… Puedo dormir en la bañera si quieres.

-¿Estás mal? Los dos cabemos en esta cama. –Le miré y me sonrojé más de lo que me hubiera gustado. –Si no te molesta, claro…

-No… No me molesta. ¿A ti?

-Tampoco. –Sonreía divertido ante mi nerviosismo.

Me metí donde había estado durmiendo un rato antes y noté como él se levantaba y cogía algo del armario. Fue al baño y supuse que estaba poniéndose el pijama. Al rato volvió y vi que llevaba una camiseta, pero debajo solo llevaba puestos sus calzoncillos. Me sonrojé.

-Por cierto, ¿cómo te llamas? –Me preguntó mientras se metía en la cama.

-___ ¿Y tú?

-Michael. Bueno, Mike.

No me pude dormir tranquila hasta que escuché que la respiración de Mike se volvió tranquila.

Al día siguiente me desperté por el ruido de la ducha. Me incorporé y me alarmé al ver que no estaba en mi habitación en casa de Ed. Miré a mí alrededor y recordé la noche anterior. El restaurante, Ed, “su chica”, el hostal, y Mike. ¿Mike? ¡Mierda qué vergüenza!

Me levanté y rápidamente cogí mi ropa, me puse el pantalón y cuando estaba quitándome la camiseta él salió del lavabo con una toalla rodeando su cadera.

-Dios, lo siento. –Dijo dándose la vuelta.

-No, tranquilo no pasa nada. –Me puse rápidamente mi camiseta. –Ya está.

-¿Quieres darte una ducha?

-Creo que la necesito… 

Pasé por su lado rápidamente y me encerré en el baño.

-Hay toallas en el armario de debajo del lavabo.

-Gracias.

Me volví a quitar la ropa y me metí a la ducha. Que gusto poder relajarme durante unos minutos. Salí y cogí una de las toallas para mi cuerpo, y otra para el pelo. Me puse mi ropa interior y mis tejanos, pero al ponerme la camiseta, noté que olía un poco a sucio.

-Michael… -Le llamé vergonzosa.

-Llámame Mike. –Me dijo él. -¿Qué pasa?

-¿Podrías dejarme una camiseta? La mía huele a sucio. –Me sonrojé al pedírselo. 

-Claro. –Abrí la puerta un poco y él metió su mano con la camiseta.

-Gracias. 

Me puse esa camiseta y me reí al ver que tenía dibujos de los Simpson. 

-¿Y esos dibujitos? –Le dije al salir.

-¿No te gustan?

-Son graciosos. –Le sonreí.

-¿Te apetece desayunar?

-No estaría mal… Me muero de hambre.

-Solo son las 08:30.

-Ayer no cené. –Me puse seria. 

-¿Discusiones con tu chico?

-No tengo novio.

-¿Lo dejasteis ayer?

-Nunca he tenido novio.

-Entonces, ¿Cómo has llegado aquí?

-Un amigo me dejaba alojarme en su casa, pero ayer descubrí que me había contado la mitad de su vida, lo menos importante, así que le devolví toda la ropa que me había comprado y salí de su casa en busca de algún lugar.

-¿No tenías tu propia ropa?

-Es una historia larga.

-Hay tiempo.

-Yo me muero de hambre.

-Está bien, me lo cuentas mientras desayunamos.

Bajamos las escaleras y entramos en un comedor, donde había una barra de buffet libre que desembocaba en la cocina. 

-Nana, buenos días. –Él le besó la mejilla y su abuela le devolvió el gesto.

-Buenos días, cielo. ¿Ya os conocéis? –Dijo mirándome sonriente. Yo le devolví el gesto.

-Después hablaremos de esto, nana. –La miró arqueando las cejas y la mujer sonrió.

Él me señaló el buffet para que cogiera lo que yo quisiera. No había mucha comida, por lo que supuse que solo estábamos nosotros tres en ese hostal. Cogí un plato y me serví unas tostadas y un zumo de naranja, y después me senté en una mesa, acompañada por Mike.

-Ya puedes contarme tu vida.

-Bueno, soy huérfana y me escapé del orfanato, el chico… Mi amigo, me encontró por un parque –Obvié los detalles innecesarios. –y me acogió en su casa. Me dio techo, comida y me compró algo de ropa bajo mi promesa de que yo se lo devolvería todo. Anoche me enteré de que me había contado la mitad de su vida, como ya te he dicho, y no quise más de él, ni su ropa, ni su techo, ni su comida. Así que salí en busca de algún lugar donde pasar la noche y me encontré con la señora Murray. Fue muy dulce al dejar que me quedara pese a saber que no tengo dinero…

-Lo sé… Ella es genial. –Me sonrió mientras bebía zumo. –Por cierto, yo ahora he de irme a trabajar, podrías venir conmigo y no sé, tal vez yo pudiera buscarte un trabajo en mi empresa.

-Soy menor de edad…. 

-Pero eso solo lo sabemos tú y yo, ¿no? –Me guiñó un ojo y se acabó su tostada. Yo le sonreí. 

Cuando acabamos de desayunar salimos, y me llevó en su moto hasta unos estudios de grabación de anuncios.

I won't give up (Ed Sheeran)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora