Capitulo 19. El Paraíso

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Nada ese mas llegar, mire al vacío que había bajo los pies, vi un acantilado enorme con muchos árboles, al levantar la vista, pude vislumbrar algo indescriptible, era algo mágico lo que alcancé ver en ese instante. Abrí los ojos de par en par observando cada centímetro de aquella magnífica vista, de aquel magnífico lugar, lleno de árboles y vegetación por cualquier lugar donde se miraba, todo parecía un lugar de ensueño, un lugar que nadie sabría donde esta situado. Quede absorto por el paisaje pero al rato, desperté de seguir observando cada lugar de ese inmenso paraíso, decidí buscar una zona por la cual pudiera bajar sin matarme, caminé hasta un lateral del enorme acantilado y conseguí llegar a unos salientes por donde podría bajar sin problemas.

Empecé a bajar mientras caía el sola lentamente sobre el cielo perfectamente azul, no había nube alguna en ese lugar, todo parecía ser perfecto, o eso era lo que yo creía. Avance por la enorme pendiente hasta llegar al suelo, a tierra firme donde la tierra parecía una esponja y las hierbas parecían perfectamente hidratadas con gotas sutiles de agua perfectamente colocadas a conciencia. Los árboles, grandes y de tronco y ranas largas con hojas verdes como el césped, olores nuevos donde se confundían muchos otros entre sí, avance perdiéndome en el inmenso bosque hasta que encontré un camino por el cual seguí hasta llegar a una cabaña enorme, parecía vieja y destartalada pero al acercarme más, observé que estaba en perfecto estado, no tenia ninguna señal de haber sufrido daño alguno en mucho tiempo. Llegué a su puerta y me dispuse a tocarla pero, de repente oí un estruendo y, seguidamente, oí el rugido que me heló la sangre al instante.

Tras ese horrible sonido, entre rápidamente a la cabaña y cerré la puerta, sentí que algo se acercaba, caminaba lento y con pasos pesados, con cada paso temblaba el suelo, con cada paso mas miedo me daba que entrase en la cabaña, tuve una opresión muy grande al sentir que se acercaba, cada vez avanzaba mas y mas, hasta llegar a la cabaña, de pronto el ruido cesó, los pasos se detuvieron, contuve la respiración esperando alguna señal indicando que no hay peligro pero, en realidad, el peligro empezaba justo ahora. Volvió a rugir, esta vez mucho lo oí mucho más cerca, mucho más agudo y mas peligroso que nunca, el miedo se apoderó de mi y solo pensaba en una cosa, que moriría en esa cabaña pero, la horrible bestia no hizo absolutamente nada a la cabaña, es mas, se alejó con paso firme y decidido a no volver, asomé la cabeza por encima del sofá, rojo y un poco viejo, no vi señal de peligro y me acerqué despacio, con pasos cortos y con miedo, mis piernas temblaban, mi corazón iba muy rápido, como si fuese a salirse de mi pecho, me acerqué del todo a la puerta, abrí la mirilla y pude ver, con amplia claridad como era la bestia, era negra, con una oreja cortada por la mitad, mediría aproximadamente unos 10 metros de alto, de largo podría llegar a ser como un cocodrilo o un caimán, al verlo de espalda no pensé que sería tan fiero pero me equivoqué, esa bestia era muy peligrosa y debía evitarla a toda costa, volví al sofá antiguo y me senté allí, saque unas cosas de mi mochila y las puse sobra la mesa de cristal que había en medio de aquella estancia enorme, encima de ella coloque la cantimplora vacía, la brújula, unas cuerdas y una navaja suiza, me levante y camine a la cocina, una vez allí busque algo de comida, para mi asombro, la nevera estaba llena de comida, al igual que las despensas y los armario estaban llenos de cubertería muy antigua, tanto que me atrevería a decir que era de siglos atrás, cogí unas galletas y volví al sofá, me senté de nuevo y comí despacio y con miedo de que llegara alguien y me viera allí, sentado y comiendo sus galletas.

Al rato, decidí salir para ver que había ahí fuera, abrí la puerta, me acerqué para ver si hay algo extraño, al salir pude ver una huella enorme, podría medir unos 5 o 6 metros de largo, seguramente sea un gran animal, peligroso seguramente pero a la vez muy frágil o lento a la hora de atacar.

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