Infamous | Ricky Horror y tú.

6 - "Novia valiente"

Me desperté alarmada, ya que el despertador estaba sonando. Debo cambiarlo, es Mobscene, de Marilyn Manson, y debo decir que no es muy agradable para despertar. Tomé el móvil y desactivé la alarma. Volteé y vi a Ricky, que estaba igual o más exaltado que yo. Nos miramos y reímos.

Normalmente, duermo en ropa interior, pero habría sido incómodo... bastante.

Le alcancé su ropa que estaba en el baño y lo dejé cambiarse en la habitación. Por lo contrario, yo me fui a cambiar al closet. Me puse una playera negra que dice "KoRn" con las letras del logo, unos skinny negros abiertos en las rodillas, y unos converse rojos.

Salí del cuarto y Ricky ya estaba listo, nos sonreímos y fuimos hasta la puerta. La abrí y Alan estaba saliendo del baño. Ahogué un grito y volví a cerrar la puerta.

-¿Qué pasa? -Preguntó Ricky.

-Alan aún no puede verte. -"Susurré" gritando.

-¿Y como saldré?

Miré detrás de Ricky y vi la ventana abierta. El volteó y luego volvió a mirarme. Lo miré suplicante. Rodó los ojos y caminó sin ganas hasta la ventana. Le susurré un "Lo siento" y volví a abrir la puerta.

-¡ALAN, HERMOSO, BEBE, HERMANITO, FELIZ CUMPLEAÑOS! -Chillé y me tiré sobre el quedando colgada como un koala. El rió.

-Gracias, pequeña. -Me bajó y revolvió el cabello. Yo fruncí el ceño.

-Oye, no hagas eso. -Me quejé y le quité la mano de un manotazo.

Reímos y bajamos a la cocina. Ronnie estaba tomando café; nos sonrió en cuanto nos vio.

-Van a tener que disculparme hoy, pero desayunaré con Margo en el Starbucks. -Tomé mi mochila y saludé a Alan y Ronnie con un beso en la sien. -Adiós. -Cuando estaba por cruzar la puerta de la cocina, volví. -Y no te creas que me he olvidado de tu regalo, eh. -Señalé con el dedo acusador a Alan y el rió. -Ahora si, bye, los amo.

Asintieron y yo por fin salí de mi casa, no sin antes tomar dinero y las llaves. Ricky estaba en la puerta con las manos en los bolsillos delanteros de sus vaqueros.

-Siento que hayas tenido que salir por la ventana. -Solté cuando empezamos a caminar.

-No hay problema, querías que tu sorpresa siga en pie. -Me sonrió de lado, y le devolví la sonrisa. Hubo un silencio bastante incómodo, pero por suerte, Ricky lo rompió. -Oye, esta es mi casa. Esperame que voy a buscar mi mochila. -Asentí y me senté en el cordón de la vereda. Miré la hora, 07:04.

Esperé unos minutos, y Ricky salió con su mochila negra. -Listo, ¿Vamos?. -Volví a asentir y seguimos con nuestro camino.

(...)

Ya estábamos caminando hacia la escuela luego de tomar un delicioso desayuno. En el camino nadie hablaba, fue todo silencio, pero no uno incómodo.