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El día estaba mmmm...no me acuerdo muy bien. Quizá estaba muy soleado pero no recuerdo. Todo lo que sé es que estaba en modo zombi en cuanto me levanté de la cama.

Y después mi madre me mandó a meter el bote de basura a la casa.

Claro, la gente que se llevaba la basura la recogía en la noche para subirla al camión y después dejar el bote a la intemperie, a la espera de que algún niño travieso lo tirara de una patada o los perros se mearan encima de él.
Y claro, como esto puede hacer que el mundo explote para mis padres, decidieron que deberían mandar a su hija única ataviada solo en piyama para salir y salvar a la humanidad.

Y así fue, solo que la ventaja era que los trabajadores del camión fueron lo suficientemente amables para dejar el bote cerca de la puerta. Solo me tomaría un par de pasos el llegar.
Mi plan era salir corriendo por el bote sin siquiera mirar a algo más y tan pronto como hubiera salido entraría nuevamente a la casa.
Pero, al final, mi plan fracasó horriblemente.

Al momento de salir de casa y tocar el bote me llevé el oso de mi vida al cruzar miradas con aquel extraño.
Era algo...¿raro? Tenía el cabello pintado de morado, llevaba un chamarra de cuero (Aunque afuera hiciera un calor del demonio), jeans y una botas. Reparé también en una maleta de ruedas que llevaba a la mano.
Ahí mis únicos pensamientos fueron "Oh mierda..."Mi cabello estaba hecho un nido de pájaros y, por si fuera poco, mi piyama era rosa y tenía una imagen gigante de Finn y Jake de Hora de Aventura.

Sin pensarlo dos veces, dejé el bote donde estaba, corrí hacia mi casa y cerré la puerta detrás de mi.
- ¿Hija, que paso?- preguntó mi madre.
- E-Es que hay alguien afuera- respondí
- ¿Y eso que? Tráeme mi bote, ni que te conociera.
Y, sorpresivamente por una vez en la vida, le hice caso a mi señora madre.
Salí de la casa con cara de valiente, arrastré el bote y me volví a meter en casa, no sin antes mirar atrás para ver si nadie me había visto.

Y claro, el maldito chico seguía ahí. Y peor, me había visto ¡Y se reía!

"Bueno, no lo volverás a ver en tu vida y él a ti tampoco. En cuestión de días (espero) se olvidará" pensé para reconfortarme.
Hasta que oí frenar en camión. "Mudanzas Carlitos" decía el rótulo del camión.
Tiene que ser una broma...

Next Door (Michael Clifford)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora