Capítulo 13.

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Nozomi y Nico se encontraban frente al departamento de Maki, la pelimorada le sujetaba la mano con firmeza.

–¿Por qué haces esto Nozomi? –le preguntó molesta la artista.

–Porque ya tienen una semana sin hablar, y no pienso permitir más este comportamiento. –respondió– Además es tu culpa Nicochi, Maki-chan solo buscaba animarte y fuiste mala con ella. Asi que Nozomamá tendrá que intervenir. Si no lo hice antes fue porque estuve fuera de la ciudad.

–No eres mi madre y yo se cuando voy a buscarla. Y para que lo sepas, ella tampoco ha hecho el intento de hablarme.

–Quien debe disculparse eres tú Nicochi.

–No quiero hacerlo en este momento.

–A este paso no lo harás hasta que regreses de Nueva York.

Un par de días después de su "discusión" con Maki, la bajita recibió una llamada de Umi, en la editorial aprobaron su petición. Podía llevar las pinturas a Nueva York bajo la condición de que no hubiese fotografías y colocara cada cuadro con su respectivo poema –a modo de propaganda para el libro de Umi–. Nico no tardó en correr a informarle a su familia y amigos de lo sucedido. Pero cuando llegó la hora de contarle a su vecina, esta no le abrió la puerta. Sabía que la doctora se hallaba en casa pues la luz se filtraba por bajo la puerta, asi que supuso que se encontraba molesta con ella. Decidió darle tiempo, pero no estaba segura si ya había sido suficiente, además, ahora era ella quien estaba molesta, lo que ocurrió no fue tan grave como para no dirigirse la palabra tanto tiempo ¿o sí?

–Vamos Nicochi, ¿o debo ir por ayuda de Elipapá?

–Te encanta la idea ¿verdad? –preguntó ante los apodos que su amiga se dio a si misma y a su casi pareja– Quizá ni siquiera nos abra.

–Este escenario me parece bastante familiar por alguna razón... –meditó Nozomi– Bueno, esta vez no hay pastel de tomate.

–Entonces espero que el shampoo de tomate sea suficiente... –susurró Nico mientras se revolvía el cabello con su mano libre. La artista tocó el timbre sin obtener respuesta. Volvió a intentarlo un par de veces más, obteniendo el mismo resultado.


Maki subía lentamente los escalones rumbo a su departamento, su semana había sido horrible, prácticamente vivía en el hospital, y el poco tiempo que pasaba en casa lo hacía encerrada en su habitación tocando el teclado –conectaba los audífonos y gracias a ello no tenía que compartir su música con nadie más–, desde su discusión con la artista andaba bastante desanimada e intentaba distraer su mente con cualquier cosa para no pensar en la pelinegra. Se saturó con horas extra en el hospital a tal punto que varios días se quedó a dormir ahí mismo. No sabía cómo manejar la situación, ni de qué manera acercarse a Nico para hablar con ella. Cuando llegó a su piso observó a Nozomi y Nico frente a su departamento, pero se dio cuenta de algo más, estaban tomadas de la mano. ¿Por qué hacían eso? ¡¿Y dónde rayos estaba Eli?! Rápidamente avanzó hacia ellas.

–¿Qué hacen? –preguntó Maki en un tono bastante agresivo que hizo saltar y retroceder al par de amigas.

Nozomi al darse cuenta de la posible razón soltó a la bajita– Mi misión aquí terminó, ya no puedes huir Nicochi. –dijo, como justificando el por qué sostenía la mano de la artista– Nos vemos luego Maki-chan. –se despidió casi huyendo del lugar.

–H-hola. –saludó un poco nerviosa la pelinegra.

–Hola. –respondió Maki al saludo mientras buscaba las llaves de su casa.

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