Capitulo 1

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Quién diría, después de tanto tiempo -tal vez años-. Ayano estaba en clases. Ella estába dibujando círculos en su pupitre. Lo mas probable que efectivamente no está poniendo atención.

-¿Ayaka D Ayano?-preguntó la profesora por quinta vez y su voz sonaba calmada, ya que es común que Ayano no responda.

-¿Ah?-tal vez no estaba poniendo mucha atención. Respondió algo distraída a la maestra, provocando muchas risas de sus compañeros, pero se callaron al momento que la chica los miró de forma asesina.

-Si, como sea-roda los ojos Ayano. -¿No me ve aquí? Presente.

La maestra miró inmediatamente su libro sin tomar importancia, sabe que ella respondería de esa manera, al menos no golpeó a nadie como la semana pasada, "la suspensión al parecer le ayudó estár mas serena"

-Casi nunca vienes Ayano. -dice uno de sus compañeros- Ojalá que la suspensión te haya ayudado lo que me hiciste, bruja.

-¡A quién le llamas bruja!- se levanta de su asiento con una expresión de furia, era como si le saliera fuego de su cuerpo. -¡Ya verás hijo de la gran... -La oración no la pudo terminar ya que la maestra interrumpe la discusión.

-Silencio o tendré que suspender a los dos.- dice la maestra, Ayano se calla, sabía que estába en extrema condicionalidad, una maldad más y la hecharian de nuevo de una escuela. Parece que la suspensión no le sirvió de mucho, después de todo quería matar a ese chico por jugarle una broma de mal gusto.

-Tsk... -dice Ayano "ya me las verá esa maldita vieja" Pensó Ayano, normalmente Ayano los profesores le tenían miedo ya que golpeó a uno y lo dejó con algunas secuelas en su antigua escuela, saben que no hay que provocarla ya que no tiene límites, que se le puede pedir a una chica que ha vivido sola toda su vida. Tiene que saber defenderse.

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Sonó el timbre, ya era hora de salir al descanso que tanto estaban deseando los alumnos, Ayano tomó sus cosas y las guardó con toda velocidad, se levantó de su asiento y salió del salón con las manos metidas en su holgado chaleco azul, obviamente ese chaleco no era parte del uniforme pero nuestra querida protagonista le vale verga lo que diga el reglamento de la escuela. «Realmente... Nadie respeta el uniforme». Ese chaleco era un tesoro por así decirlo y lo traía puesto todos los días, excepto cuándo lo tenía que lavar y eso era siempre el fin de semana, sin falta. Bajó hasta el primer piso y caminó hasta la cafetería, había una fila un poco larga para su gusto, desafiante caminó hasta la primera persona que estaba.

-¡Oye! Que crees que ha... -no pudo terminar la oración, ya que Ayano con tan solo una mirada el chico que estaba ahí se quitó de su camino.

-Lo s-siento...-dice el chico asustado. Ayano se da vuelta y compra un chocolate, con el dinero que había robado a un chico por la calle.

Luego de eso, mira al su alrededor y había un lugar vacío al lado de la máquina expendedora. Con unos pasos relajados se sienta en los asientos de madera de que está al lado. Saca unos cascos y su celular, los enchufa sin antes elegir una canción a todo volumen, sabía que esto la mantendría tranquila por el momento, se pone su capucha sin dejar ver su rostro y solo cae unos pequeños cabellos castaños de estos, comienza a comer su chocolate y observar al resto, todos estaban sentados y algunos pocos parados. Comiendo, jugando y hablando, con amigos y ninguno estaba solo... Excepto por una que solo quiere alejarse del resto. "Solo son juguetes" piensa.

Ya estando en su mundo, Ayano mira sus pies, sus zapatos estaban algo gastados, no tenía dinero para comprarse unos nuevos, ya llega dos años con los mismo.

-¡Maldita máquina! -dice un chico.

Ayano no le tomó en cuenta al chico ya que estaba en su mundo y además tenía la música muy fuerte, hasta que este comenzó a golpear la máquina expendedora, Ayano baja sus casco y mira de reojo la chico que tenía una cara de desesperación por no funcionar la máquina.

Quiero Vivir Feliz - One PieceDonde viven las historias. Descúbrelo ahora