MARKED. Adaptación. Larry Stylinson

Capítulo Diecisiete

Louis

Harry: ¿Puedo recogerte en el aeropuerto?

El corazón de Louis se agitó. Se frotó los ojos y vio el texto de nuevo, asegurándose que no estaba alucinando.

No era una buena idea. Louis ya estaba agotado. Había estado corriendo, corriendo, corriendo por tres semanas seguidas. Ajustarse a la diferencia horaria y a la idea surrealista de que había sido empujado al rol de reportero internacional no le había dado mucho tiempo para ordenar su cabeza. Iba a estar volando durante mucho tiempo. No era de extrañar que no durmiera mucho en el vuelo a casa por estar repasando los detalles de su historia. Luego, tenía que ocuparse de la diferencia de horario de nuevo.

No había manera de que saltara directamente de todo eso a lo que demonios fuera a pasar entre Harry y él. El corazón se le aceleró ante la idea. Envuelto en lo que estaba haciendo en Israel, había sido al menos más fácil no pensar en lo que le esperaba en casa. Se habían enviado mensajes de texto, pero no habían discutido nada. Harry lo estaba dejando concentrarse en el trabajo, y él lo estaba dejando concentrarse en el divorcio.

¿Qué estaba a punto de pasar? ¿Qué quería Harry? ¿Qué quería Louis? ¿Qué iba a pasar con su trabajo? Bueno. Harry estaba enamorado de Louis y él estaba enamorado de Harry, ¿pero qué significaba eso para el resto de su vida? ¿Estaba volviendo a casa a un novio-técnicamente-todavía-casado? Debería al menos estar bien descansado y no desfasado antes de tratar de lidiar con todo eso.

Louis: Me gustaría mucho eso.

Gimiendo por su estupidez, Louis se dejó caer sobre la cama del hotel, enterrando la cara en la almohada. Gritó, emocionado a pesar de todo. Al parecer, el amor te convertía en un loco. Tenía tantas ganas de verlo, y eso era loco también. Había pasado semanas enfermo de amor por este hombre. La idea de que en realidad pudiera tenerlo era intoxicante.

Y esa era otra razón por la que bajarse del avión desde Israel a sus brazos no era aconsejable. No podía dejar de preguntarse si el sexo estaba sobre la mesa.

Era algo razonable en lo que pensar, ¿verdad? Estaban enamorados. El sexo no era la única manera de expresar el amor, por supuesto, pero era la que había saltado primero a su mente. Desde que había estado en Israel, había tenido más de una fantasía sobre tocar la espiral de su tatuaje donde estaba en su pecho. Y luego dejar que sus dedos se deslizaran hacia abajo.

Louis se dio la vuelta de nuevo, mirando hacia el techo. Iba a ser una larga noche.

~0~

La noche fue larga. El vuelo fue una tortura. Finalmente, estaba de vuelta en Estados Unidos. Casi tan pronto como las ruedas del avión estaban en el suelo, Louis envió un texto.

Louis: El avión aterrizó.

Harry: Estoy aquí.

Un estremecimiento le recorrió la espalda. Se arregló el pelo con los dedos, tratando de no dejar que la repentina oleada de vértigo sacara lo mejor de él.

—Esa es la mirada de un hombre a quien alguien lo espera afuera.

Louis se sonrojó y miró a su compañera de asiento, una mujer de mediana edad que había sido amable en el vuelo.

—Sí —dijo, revisando sus pertenencias mientras esperaba su turno para bajar del avión.

—¿Novia?

Bajó la cabeza, ocultando una sonrisa. Tal vez.

—Novio.

—Pásala bien —dijo la mujer con tono afable.