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Caminaba junto a Stiles y Malia por las calles de Beacon Hills. No había esperado mucho de la ciudad cuando inicialmente había llegado, solo había pensado en ella como un lugar seguro. Pero mientras nos adentrábamos en sus calles céntricas, repletas de vida y movimiento, me di cuenta de que no me molestaba para nada el lugar.

Y tampoco me molestaba para nada la compañía. Por primera vez desde que llegué, me sentía a gusto con mis compañeros. Bueno, con Stiles siempre me sentí a gusto, pero Malia no estaba tan mal. La chica era tan curiosa como su novio, y había hecho un montón de preguntas acerca del mundo sobrenatural.

Tras dar por finalizado mi primer día de clases mundano, Scott, Lydia y Kira habían anunciado que irían a la comisaría local a buscar a Derek Hale. Al parecer, el ahora adolescente Hijo de la Luna se había escapado de donde fuera que lo retenían, y ahora estaba bajo la custodia de la fuerza policial de Beacon.

Eso me dejó a Stiles y Malia libres, quienes, con bastante curiosidad, habían accedido a guiarme hasta una iglesia católica no muy lejana a la escuela. Era una edificación simple, algo moderna para lo que estaba acostumbrada, pero confiaba en que tuviera lo que precisaba.

Abrimos la puerta con cautela y entramos, tratando de mantener el mayor silencio y respeto posible.

—Buenas tardes —saludé cortésmente al cura que estaba allí dentro. Luego en voz bastante baja, y en dirección a los dos chicos junto a mi, agregué—: ¿Son católicos?

—No —respondieron al unísono.

—Nos vamos a sentar y vamos a hacer como que rezamos hasta que el cura se vaya.

Me siguieron hasta uno de los bancos y nos sentamos allí con las miradas hacia el suelo y las manos entrelazadas. Aproveché el momento para disculparme con Raziel por todo el daño que había causado a los míos. Nunca estaba de más pedirle perdón, y me hacía sentir un poco mejor.

El cura no tardó mucho en salir del lugar y, en cuanto dejé de notar su presencia, dejé a medias mi rezo y procedí a correr por encima del resto de los bancos hasta la parte de adelante. Una vez en el altar, saqué mi estela y comencé a estudiar el suelo con lujo de detalle.

—¿Qué buscamos? —preguntó Malia una vez que ambos llegaron donde me encontraba.

—Una runa como esta.

Levanté aún más la manga de mi sobre camisa para dejar a la vista la runa de poder angelical en el interior de mi codo

—La misma forma de estar en alguna parte por aquí en el altar.

Ellos asintieron y le dieron una buena ojeada a la runa antes de ponerse manos a la obra.

Por mi parte, comencé a mover cosas de lugar buscando el símbolo en el suelo. La última vez que me encontré en una situación similar, había tenido que ir a un templo budista a conseguir armas y me habían resultado mucho más fáciles de encontrar. Pero las iglesias católicas eran distintas, tenían los pisos más decorados y las runas desaparecían frente al ojo desentrenado para evitar que la gente imaginara que eran símbolos paganos.

De pronto Stiles movió el bote de agua bendita y gritó que acababa de encontrarlo.

—Gracias a Dios —bromeé dejando lo que estaba haciendo para acercarme.

Pasé la estela por encima de la runa y el piso se abrió, dejando a la vista un cofre de madera antiguo y cubierto de polvo. Metí la mano y, con ayuda de la pareja, lo levantamos con cuidado. Llevaba runas grabadas en él y me alteré cuando Stiles quiso tocar una y esta le quemó el dedo.

—Te dije que no puedes tocar cosas del Ángel si no llevas su sangre —lo regañé y luego abrí el cofre.

—¿Hay de esto en todas las iglesias? —quiso saber Malia.

SHADOWHUNTER ━ teen wolfDonde viven las historias. Descúbrelo ahora