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Después de haber sido arrastrada a la escuela para ir a pelear con berserkers, no había vuelto a dormirme. Miles de cosas rondaban por mi cabeza, la discusión que había tenido con Scott siendo una de las principales.

Valoraba su principio de no matar, de verdad, pero eso no cambia el hecho de que me parezca un tanto infantil y optimista. En la vida real, cuando hay mucho para perder, tomar una vida en defensa de varias resulta la opción más viable.

Me preocupaba demasiado que un supuesto alfa verdadero no estuviera dispuesto a tomar ese gran paso por su manada.

Por ende, para cuando llegó la hora de ir a clase, estaba con bastante falta de sueño. Esto, por supuesto, fue solucionado con una runa de energía, la cual terminó dándome un poco demasiado de ella. Tal fue así que esa mañana, durante la hora de Educación Física, decidí probar para el equipo de Lacrosse en el que Stiles y Scott jugaban.

Considerando que iba a quedarme en Beacon Hills por un largo tiempo, y que me había propuesto a mi misma graduarme como mundana para poder tener una vida como ellos, sería bueno tener la posibilidad de probarme en un deporte del que poco sabía.

Había conseguido que Malia me prestara algo de su ropa, pues yo no tenía nada y las prendas deportivas de Stiles no me quedaban (tenía que urgentemente comprar algo si iba a quedarme de por vida allí). Estaba sentada en las gradas, observando a los chicos correr sin sus camisetas y estirar sus músculos de gimnasio en el campo, cuando dos personas se sentaron a cada lado mío.

—Perdón por lo de la otra noche —dijo el que estaba a mi derecha—. Creo que comenzamos con el pie erróneo. ¿Amigos? —miré su mano y pensé en cuan divertido sería dejarlo colgado.

—Paso —respondí empujando suavemente su mano de vuelta hacia él—. Primero que nada por gritarme de la forma en que lo hiciste y segundo porque me voy a ir en un par de días.

—Creí que habías dicho que te quedarías —dijo Stiles.

—Y ahí se fue mi intento de hacerles una broma... —suspiré y volví a prestar atención al entrenamiento. Mis ojos viajaban del chico lindo de primer año que hacía abdominales hasta el de último año que estiraba sus brazos con ayuda de su amigo.

Me pregunté si acaso Derek Hale alguna vez había jugado y, de ser así, me lamenté por haber llegado a Beacon después de que se hubiera graduado.

—Grace. —Alguien chasqueó los dedos frente a mi cara—. Te estamos hablando.

—Oh, sí, lo siento. —Miré una última vez a los chicos en la cancha antes de volver mi atención hacia los dos que tenía a mi lado—. Me distraje.

—Nos dimos cuenta.

—Como te decía antes de que te babearas mirando a Liam Dunbar, quien por cierto parece bastante más joven que tu —volví mi vista a Scott y lo examine de arriba a abajo, no me importaba que el tal Liam fuera más joven que yo, seguía estando bastante más bueno que cualquiera de los dos a mi lado—. ¿Puedes saber qué es cada persona con solo mirarla?

—Desde luego que no —negué riendo. ¿Qué clase de pregunta era esa?—. Supe que Malia era una mujer coyote porque la oí gruñir como uno, que Kira era una kitsune de trueno porque puedo ver al zorro, supe que eras un hombre lobo porque me dio por husmear entre los archivos prohibidos de la Clave y lo de Lydia creo que fue por todo lo que he investigado sobre banshees. ¿Por qué?

—Quería saber si Liam era humano.

Volví a mirar al chico de primer año y tuve que hacer un esfuerzo para no volver a perderme en los cuerpazos que tenía frente a mí.

SHADOWHUNTER ━ teen wolfDonde viven las historias. Descúbrelo ahora