Ya no era yo mismo

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Sentirse vivo es algo realmente doloroso mezclado con pequeños pedazos de dulzura que aclaman y seduce el alma haciendo que esos pequeños trozos salgan a las luz como buenos sentimientos que ves casi siempre en tus sueños, pero escaso cuando estas cerca de la realidad donde la experiencia del dolor importa para sobrevivir. La muerte llego a su pecho y ha sobrevivido a ello, pero la duda ronda por su cabeza mientras que entre sabanas yace. Un estruendo lo despierta en medio de la noche, mareado anda en medio de un pasillo de un hospital aun con el suero inyectado en su mano, apoyado en la pared se arrastra mientras que es tentado por un sonido que llega a su oído constantemente diciendo que valla hasta un lugar. Varias de las bombillas apagadas, pero una brillaba aún más, provenía de una habitación, la única que tenía su puerta abierta mientras que las otras lanzaban una luz sutil proveniente de la luna. El aún sigue arrastrándose por aquella pared blanca con líneas azules; de su mano caen gotas de sangre que el siente caer, pero no presta atención; sus ojos tiemblan entre más se acerca a su objetivo. Toca el borde de la puerta que le da impulso para entrar, se mantiene recostado mientras observa unos pies acostados en una camilla que sigue viendo hasta llegar al rostro de un anciano que permanece dormido. Por la mente de Max pasa a un más preguntas << ¿Qué estoy haciendo aquí? ¿Qué debo>> una voz le repite que se acerque a aquel hombre; Max da algunos pasos haciendo caso y entre más acercaba los ojos de aquel anciano su fueron abriendo; Max se mantiene quieto al ver que aparentemente despertaba, pero no lo hacía simplemente sus ojos se mantuvieron entre abiertos ; y Max siguió caminando y al estar lo suficiente cerca sus ojos se abrieron completamente, pero aquel hombre permanecía dormido. Aquella voz le dice<<concéntrate>>la respiración rápida que mantenía Max es cambiada por una un poco más lenta; él se concentra sin saber que va a suceder. Los ojos de aquel hombre de un tono blanco llegaron a pasar a uno totalmente rojo, ese rojo fue tomando sus ojos de manera lenta; Max se asusta un poco, pero permanece concentrado dejándose llevar por aquella voz. Su arteria facial comienza como a sobresalir tomando un tono rojo metálico; al igual que las arterias cerca a sus ojos, entre más se acercaba más el rostro ser tornaba rojo y entre más lo hacía Max sentía un poder o satisfacción, aquel hombre solo permanece dormido sin tener conocimiento de cómo su rostro cambia; cuando Max reacciona de lo que pasa al frente de sus sentidos, parpadea varias veces como si intentara despertar de un sueño, pero no era nada parecido a eso; una palabra pasa al frente de sus ojos <<infierno>> se aleja al sentir un frio que llega a su alma; y sale sin dejar de observar ese rostro que vuelve a la normalidad cuando él se aleja. De aquel mareo se despierta después de ver algo que no esperaba ver después de haber dejado el infierno. Se sienta en esa camilla donde despertó después oír un estruendo; la imágenes se repetían en su cabeza y el analizaba cada una mientras que por su cabeza pasa un pensamiento que le dice que pasara seguido.

La mañana llego y él se mantuvo despierto por razones obvias que no lo dejaron conciliar el sueño; se mantuvo solo observando el techo buscando respuesta que no obtuvo durante tantas horas. Al oír que la puerta de su habitación se abre cierra los ojos fingiendo que duerme. Harris se asoma lentamente desde aquella puerta, después le sigue Christian, los dos entran caminando asombrados de lo que ven al frente de sus ojos; y como no estarlo un amigo había vuelto de un "milagro" a la vida en sus ojos se podía ver lo sorprendido que estaban esa expresión la mantienen mientras ven Max; Morfeo y Michael entras después de que ellos entraran. Por un tiempo se mantienen en silencio mientras ven a aquel hombre en una camilla con los ojos cerrados; dan un paso atrás, cuando hace un movimiento algo brusco. Dan unos hacia adelante cuando ven que sus ojos abre—vamos quinten esas caras ni que estuvieran viendo un fantasma—dice Max acomendase y estirándose como si fuera dormido por horas, mientras que los amigos a su alrededor cumplen conmoviéndose y lanzando una risa; Morfeo se mantiene arre costado en la puerta; Harris a lado de Max en una de las sillas que estaban en la habitación, Christian de pie del lado contrario junto a Michael que se sirve a gusto una taza de café, uno de ellos lanza una pregunta algo apropiada, pero con una risa adjunta que le da un toque de sarcasmo— ¿Qué tal el infierno?—horrible—responde Max después de una larga pausa; observando a la nada, con una voz seria y algo fría. El silencio que había sido llenado con unas cuantas risas es agobiado con las palabras de Max, pero sus sentimientos de la horrible verdad los camufla con una sonrisa sutil que los demás siguen, cambiando sus rostros a unos más calmados y confiados; mientras que algunos charlan intentando aligerar aquella rara situación, lanzando bromas al aire; sin decir que Max pudo perderse en los recuerdos de los viejos tiempos olvidando temporalmente literal al infierno. De un momento a otro aquella voz seca y profunda dentro de la mente de Max le habla y solo dice una simple palabra de manera clara—infierno—sus ojos tiembla con un total pánico, cándido el mira cada uno de los otros de sus amigos a su al redor, con el temor de ver nuevamente aquel rostro que no tuvo misericordia con su sueño. Al ver el último rostro, el de Morfeo que se encontraba recostado a aquella puerta que daba al pasillo, mientras que sus amigos le preguntan— ¿estás bien?—cada uno algo asustados de la manera tan llena de pavor que ve a cada uno de ellos; traga saliva al ver a aquel anciano caminar detrás de Morfeo que permanece ingenuo; el tiempo corre lento para Max con esa constante voz en sus que repite sin cesar, infierno, infierno...mientras que su respiración rápida se coloca, el tapa sus oídos con desesperación con el mal intento de callar aquella voz; al instante ve aquel rostro que se muestra de la misma forma del mismo color rojo, que lo mantuvo paralizado unos segundos(se da cuenta que lo vio es real) apretando las sabanas mientras sus amigos lo ven sin saber que hacer; por última vez escucha esa voz, que le permite dar paso a un grito que lanza Max con total libertad—¡INFIERNOOO....!—ese grito se alargó con cada uno de sus alientos. Dejándolo caer en un mar de lágrimas que son el seudónimo de su salud mental quebrando su cordura.

El creía que era una alucinación lo que vio, pero un sexto sentido le afirmaba que era real; pero ¿con quién podía hablar de algo tan retorcido? Se pregunta el, esa noche de ese día cuando sus amigos vieron como su amigo ha sido afectado de alguna manera, pero no tienen conocimiento de ello; Morfeo y Michael son los primeros en irse porque tenían que recoger unas togas de una graduación pronta a suceder; Christian y Harris lo acompañan esperando, solo esperando que su amigo se calme y sea el mismo de antes—Al parecer es lamentable lo que estás pasando—dice Harris con un entrecejo a medio fruncir que concretaba un gesto como si sintiera lastima—pero eso no debe marcar tu vida y mucho menos dejar de vivirla, ósea estas vivo, cuando hace casi una semana estabas muerto—a unos segundos de silencios a esperar que alguno de los tres dijera algo, cualquier cosa. Por la mente Max pasan varias mentiras que puede decir, pero en la punta de su lengua solo estaba la verdad que luchaba un poco la mentira; Christian toma el puesto diciendo—Esta situación pasara y se borrara de tu recuerdo. Tienes que poner de tu parte, levantar el ánimo y pensar en todas las personita que te queremos y que estamos preocupados por ti—si así era Christian es capaz de repartir amor, mientras lanza su frase acompañada con una sonrisa se colocan de pie mientras los dos se despiden; Max piensa que Harris se quedó tanto tiempo solo porque un chance de Christian. Piensa en ello y sonríe. Señal suficiente para que sus amigos supieran que él está bien. Harris antes de irse revisa sus bolsillos diciendo—se me olvidaba—de ellos saca el celular de Max—lo había tenido guardado no sé porque—y se va con una sutil sonrisa.

Un silencio lleno la sala al cierre de aquella puerta de esa habitación en aquel hospital de esa ciudad sin nombre. Recuerdos de los cambios desde su muerte llegaron a su cabeza, pero no lo perturban solo los analiza cuidadosamente mientras se recuesta en aquella camilla; se detiene al llegar al recuerdo de su infierno personal; y aquel demonio viene a su mente, el único ser que le puede dar respuesta<< ¿pero cómo poder hablar con él?>> se pregunta mientras agarra su celular que en una mesa al lado de la camilla se encontraba, si en el encontrara su respuesta; de alguna forma lo hace al revisar los contactos y al ver un nombre Sam. Sam es esa clase de personas que sabe de casi todo, una vez aprendió latín solo pare leer un libro claro su primera edición; sus intereses eran esa clase de libros donde tienes que pagar un permiso para leerlos porque están restringidos en algunos países, es una especie bibliotecario en su tiempo libre, pero está estudiando derecho. Max no tarda en marcarle, pero Max lleva mucho tiempo sin hablar con él. A los segundos Sam contesta con una voz como si acabara de levantarse—hola... Max—dice el mientras se levanta de su cama mientras enciende una lámpara de su habitación. Max aprieta un poco su mandíbula antes de hablar; y solo deja que las palabras salgan de su boca—necesito invocar un demonio.

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