Narra Kate:
Tras oír a Jake pronunciar esas palabras el rubor se apoderó de mí.
-Esto... no era mi intención...
-Ni una palabra, quiero que subas arriba, te quedes en ropa interior y te pongas en la posición que tú ya sabes. ¡Ahora!
Estaba temblando por su tono autoritario pero a la vez me sentía excitada por saber que me haría. Obedeciendo lo que me había ordenado me despoje de mi ropa y me puse de rodillas con la cabeza cabizbaja.
Tras largos minutos de espera oí unos pasos tras de mí y, mis nervios no hicieron más que aumentar.
-Buena chica, veo que me has hecho caso, pero eso no te librará de tu castigo por ser una chica entrometida cariño - dijo susurrandome al oído.
Vi que se dirigía a la cómoda y sacaba unos juguetes de ahí. Él, al verme observarlo me dijo que no me había dado permiso para mirarle y, que bajará la vista al suelo.
Tras unos minutos se colocó detrás de mí y me puso una venda en los ojos. Después empezó a hacerme caricias por el cuello y a dejar un pequeño rastro de besos, a la vez que me sacaba los pechos fuera del sujetador y me pellizcaba los pezones.
Oh dios... se sentía tan jodidamente bien, que sólo deseaba que me acariciase .
-Bien, puesto que has sido una niña muy mala no mereces que te dejé correrte, eso no quita que te lleve hasta el límite todas las veces que yo desee, así aprenderás a portarte bien, ¿no crees? - me dijo pegándome un tirón del pelo.
-Sí, amo ...
-Bien preciosa.
Deslizó su mano por mi vientre, bajando por el interior de mis muslos y llegando a mi zona más íntima. Empezó acariciando mi clítoris y siguió frotándolo durante un rato. De mi boca no salían más que gemidos. Acto seguido me fue introduciendo sus dedos, hasta llegar a meterme tres. Mientras me iba metiendo los dedos me mordia el lóbulo de la oreja y me chupeteaba el cuello. Estaba apunto de correrme cuándo el muy condenado paró.
-Bien nena, ahora que estás muuy caliente y tu sangre está toda concentrada en tu coñito, te proporcionare tu castigo.
Me ató las manos a cada lado de la cama, mientras yo, estando de pie, dejaba todo mi culo expuesto, a su merced.
-Tienes un culo precioso y respingon - dijjo sobándolo. Pero estará más precioso con unos buenos azotes.
Tras unos minutos de espera, noté como mi nalga derecha era agitada violentamente, pero antes de que me diera tiempo a absorber el picor del azote, me propinó otro en la otra nalga. Siguió así durante un rato más. Mi excitación iba aumentando con cada nalgada. Sus manos sobando y azotando mi culo, dios... era muy excitante.
-Muy bien, eres toda una campeona, te he dado veinte azotes por tu mala conducta, pero creo que podrás aguantar unos pocos más, ¿no crees?.
-Si señor.
-Buena chica - dijo sonriendo. Quiero que esta vez cuentes los azotes, ¿entendido? .
-Si , amo... ¡uno! ¡dos!.... ¡doce! ¡trece!.... Dios me picaba ya el culo, no sabía si podría aguantar mucho más. ..
Llegó el último pillándome desprevenida y haciéndome gemir de la sorpresa. Al instante sentí un líquido correr por mis piernas. Mierda... me había corrido sin su consentimiento...
-oh, te has corrido sin que yo te lo ordenara, muy mal... ¿qué voy a hacer contigo señorita?Continuará. ..
ESTÁS LEYENDO
Nuestra perdición
Teen FictionCatherine Richard es una joven apuesta, con carácter y con unos gustos tremendamente peculiares. Tras conocer a Jake, el chico nuevo y reservado de su curso de la universidad , ambos van a establecer una relación intensa y volcada en el mundo del...