Capítulo 13

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Puesto que te has corrido sin mi permiso, quiero que te pongas sentada en el borde de la cama y no te muevas.
Kate decidió obedecer a su amo e hizo lo que éste le pidió. Una vez Kate se había puesto en la posición indicada, su amo se acercó a ella con una sonrisa ladeada en el rostro y le agarró fuertemente el pelo, ladeándole la cabeza. Como tenía fácil acceso a su cuello, empezó a dejarle húmedos besos, combinándolos con pequeños mordiscos.
Cuando Jake vio que ya era suficiente, con la mano que tenía libre se cogió el miembro de forma firme y le dijo:
-Mételo en tu boca. Ahora vas a darle placer a tu amo.
Mientras la sujetaba por el pelo ella lentamente se lo iba introduciendo hasta lo más profundo de su garganta y hacía movimientos de vaivén con la cabeza. Al ver que su amo lo estaba gozando y soltaba pequeños gemidos que salían de lo más hondo de la garganta, decidió enloquecerlo: empezó a meter y sacar la polla con agilidad, absorbiéndola con la boca y dándole pequeños lametones. Notaba que él estaba a punto de correrse y, por eso, decidió aumentar aún más la velocidad. Jake literalmente le estaba follando la boca son su gran miembro. Tras unos segundos, el amo se había ido en su boca, derramando una gran cantidad de líquido.
-He de decir que es una de las mejores mamadas que me han hecho nunca, muy bien sumisa. Ahora quiero que te acuestes en la cama boca abajo, con las piernas y los brazos estirados.
Ella no tardó en acatar sus órdenes y se dispuso como el había dicho. Mientras esperaba a que el amo hiciera algo, sus nervios iban creciendo. Le escuchó coger algo de los cajones, y su curiosidad no hizo más que aumentar.
Jake cogió del mueble varias cosas con las que torturar pero también dar placer a su sumisa: un antifaz para privarla de la vista, un par de esposas, una mordaza, un plug anal, un vibrador y una fusta.
Se acercó a ella y le colocó un antifaz en los ojos, también le esposó los tobillos a las muñecas, y le puso una mordaza para que no se escucharan sus gritos.
- Sumisa, recuerda que esto es para tu placer y el mío, cualquier cosa que te haga sentir incómoda, utiliza estas palabras de seguridad: amarillo para indicar que estás al límite y rojo para decir que quieres parar la sesión.
Cogió la fusta y con la pluma que ésta tenía en su extremo se puso a hacerle caricias con ella. La pasaba por sus pechos, su espalda, su columna, su culo..., preparándola para lo que iba a venir después. De repente le propinó varios fustazos con ella, haciendo que su culo, ya rojo por los azotes de antes, se tornáran de un color aún más rojizo.
-Ahora voy a proceder a ponerte el plug ¿vale?
Fue introduciéndolo poco a poco, y cuando había entrado del todo lo movió en círculos. Jake lo sacaba y lo metía, penetraba su culo con el juguete.
Una vez su estrecho agujero se hubo habituado al juguete, el amo usó un vibrador en la zona de la vagina, facilitando que el grado de excitación de la sumisa incrementara.
Jake pasó los dedos entre las piernas de su sumisa, apreciando que ésta estaba chorreando.
-Oh nena, me muero de ganas por follarte el culo.
Se colocó encima de ella y dispuso su miembro entre las nalgas de ella. Fue dirigiendo su pene al agujero estrecho de ella, y sin mucha dificultad la metió hasta el fondo.
-Mmm, que estrecha estás preciosa. Voy a ir moviéndome poco a poco.
El amo iba haciendo un vaivén con las caderas y agarrando los cachetes de ella para coger impulso. Estaban tan unidos que sus cuerpos parecían uno, se movían fundiéndose el uno con el otro.
Tras varias embestidas más, Jake se corrió dentro de ella y salió de su interior. Se recostó a su lado, y cuando quiso darse cuenta, ambos se habían quedado profundamente dormidos.

Nuestra perdiciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora