Capítulo 7

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-¡QUITALOS!- el grito de mi hermana me hizo poner de pie en el instante, ni siquiera tuve chance de quejarme porque ya fuese de día- QUITALOS ZACH, QUITALOS.

Me tomó varios segundo entender la escena ante mis ojos, mi hermana se encontraba aún en el suelo y Zach sobre ella intentaba sujetarla y quitar los gusanos que trepaban por el largo cabello de Ira.

-No te muevas Ira, los voy a quitar pero no te muevas- la desesperación de Zach me hubiese causado risa si no fuera porque mi hermana parecía realmente asustada, pataleaba golpeando a Zach en las piernas y el pecho, pronto perdería su agarre.

-SOSTENLA STANLEY- le grité cuando noté que sólo observaba petrificado la escena. Inmediatamente se lanzó sobre ella y sujetó sus piernas, Zach volvía a tener control sobre los brazos de ella y yo me lancé hacia su cabeza, sin embargo ya trepaban muchos. Observé la expresión de horror de mi hermana y me dispuse a hacer lo único que se me ocurría para librarme de ellos lo más rápido posible.

Tomé una de las dagas del pantalón de Zach y corté limpiamente el cabello de mi hermana unos centímetros más arriba de donde iban los gusanos.

Se escuchó el siseo de los bichos cuando no pudieron avanzar más y luego retrocedieron hasta la arena. Ira enterró su rostro en el cuello de Zach y esté la abrazó fuertemente contra sí.

-Valla- resopló Stanley tendido en el suelo ahora que Ira había dejado de moverse- se nota que les tienes miedo- luego dejó escapar una carcajada.

Zach giró su rostro hacia él y le lanzó una mirada francamente aterradora. Stanley dejó de reír y agachó la cabeza. Luego de unos minutos mi hermana se levantó, el cabello que antes le caía a la cadera ahora rozaba su cuello.

-Bueno- dijo con timidez- ¿de qué me he perdido?

-Hemos de cruzar el tártaro, y sospechamos que si cruzamos un río más tal vez al fin alcancemos el recinto de Hades- Stanley habló con seriedad mientras echaba un vistazo a la extensión de camino que nos quedaba por delante.

-¿y qué hace aquí Caronte?- preguntó en voz baja.

El anciano que aún se encontraba tendido en el suelo pero muy pendiente de la situación a su alrededor no dio señales de haber escuchado lo que dijo mi hermana.

-Nos ha servido de guía- comentó Zach metiendo las manos en sus bolsillos. Notaba que ahora que Ira estaba consciente y caminando, él parecía más nervioso e impaciente, a aparte del hecho de que ahora sonreía. Mucho. Todo lo contrario a cuando la cargaba en sus brazos, puesto que daba miedo preguntarle algo y la mayor parte del tiempo solo contemplaba a la chica en sus brazos como si realmente quisiera hacer eso el resto de su vida.

-Muy bien, será mejor que movamos nuestros traseros, me muero de hambre y aquí no hay ni media pizca de alimentos que me mantengan. Y no voy si quiera a pensar en comer gusanos.

Zach le pasó algo parecido a un recipiente a Ira con agua y ella le dio unos sorbos tratando de no poner mala cara, luego cada uno de nosotros tomó un sorbo y por último mi hermana retrocedió hasta ofrecerle el agua Caronte quién apenas se levantaba.

La miró extrañado pero no se atrevió a rechazar el ofrecimiento del preciado líquido.

-¿falta mucho?- le preguntó ella tanto a Stanley como al anciano. Ambos negaron con la cabeza- Bien, entonces entre más rápido comencemos, más rápido llegamos.

Stanley se adelantó a la cabecera y tanto Zach como Ira se quedaron atrás llevándole el paso a Caronte, di por hecho que tendrían algo de qué hablar así que aproveché para ponerme a la par con Stan.

Highway the Hell (libro #2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora