Capítulo 11

315 38 4
                                    

Pudieron haber pasado horas en vez de minutos, pero al fin y al cabo mis músculos estaban tan tensos por el esfuerzo que estuve a poco de decirle a Stanley que me dejara atrás, cada parte flexible de mis piernas parecía arder en llamas y sentía como si mis pulmones se hubiesen reducido al tamaño de fríjoles. Y eso que Ira me había quitado el carcaj y ahora lo llevaba ella.

-Stan...- jadeé.

-Un poco más Kelsey, no te rindas- me contestó él mientras seguía corriendo y fuera de eso jalando prácticamente todo mi peso; en una parte el laberinto llegó a una inclinación casi de 80°, yo no sabía si correr, gatear o escalar, sin embargo Ira y Zach avanzaban sin ningún inconveniente.

-¿estás bien?- preguntó Ira cuando la tuve a la par.

-S...si...sí... nece...necesito hacer mmmmm... más cárdio, éssso es tooodo- contesté con dificultad.

-Puedes subir a mi espalda- ofreció ella.

-No- dijo Stanley con voz de mando- no te muestres en tu forma inmortal, ellas no saben y puede acarrearnos problemas.

-Entonces sube a la mía- se ofreció Zach.

Yo estaba a punto de agradecer infinitamente por esa grandísima ayuda, de hecho ya iba a saltar alegre a su espalda, cuando Ira dijo: - Ella puede sola, no necesita de galanes como tú.

Eran cosa seria por lo que notaba, los celos de Ira.

Entonces ella se nos adelantó sin dejar de fruncir el ceño y Zach como no, fue tras ella.

NOOOOOOOOOOO, ¿POR QUEEEEEEEEEEEEEÉ?

Ni siquiera tuve tiempo de decirle a Zach que mi hermana solo bromeaba.

-Vamos Kelsey, tu puedes, falta muy poco- repitió Stan.

Quería contestar con sarcasmo un "hace varias horas me dijiste lo mismo" o "por supuesto, ya veo la meta" pero lo único que salió de mi boca fue: -Ufff ahhh ummmmm- o algo similar.

Finalmente al llegar a la base de esa jodida inclinación pude ver a las Erinias sobrevolar en círculo como si hubiese algún tipo de carroña debajo, pero únicamente era mi hermana y Zach... ah y luego nos unimos a ellos nosotros dos.

-... explicar- escuché que decía Zach.

-cállate y ve a decirle palabras bonitas a tu nuevo ligue.

-Por favor Ira...- le reclamó él con cansancio.

Pero entonces las aves mutantes descendieron a tierra.

-Bien y ahora ¿qué?- preguntó Ira de mala gana.

-No me gusta tu vibra niña- comentó Alecto afilando sus garras contra una roca mediana- así es el amor, en unas se gana, en otras no... Tú sabes, a veces aparece alguien mucho más guapa y...

Mi hermana revoleó los ojos con dramatismo y soltó una carcajada realmente contagiosa, hasta yo tuve que taparme la boca para no caer en la tentación.

-Como digas- dijo ella reponiéndose- mejor muéstranos que sigue.

-como digas- repuso Alecto acercándose a Zach. Fácilmente se podía notar que a Zach no le hacía mucha gracia semejante acción pero lo cierto es que esas aves de rapiña nos estaban ayudando.

-lamentamos la siguiente fase pero no podemos abandonar el laberinto, así que a partir de aquí siguen solos, lo único que deben hacer es bajar las escaleras, tomar el cetro y ya.

-Esperen, esperen y ¿qué se supone que hacemos ahora? -preguntó Stanley confundido.

-Pues... saltar- respondieron las tres con tranquilidad mientras se deslizaban por el precipicio que no había notado frente a nosotros.

Highway the Hell (libro #2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora