01.

878 87 24
                                    


           —Es muy bonita esta ciudad —comentó para sí misma, unos minutos atrás había llegado al hotel donde se quedaría la primera noche. Cuando le asignaran una habitación en la universidad se mudaría.

           Dejó las maletas a un costado de la puerta, suspirando por el cansancio antes de ir a recostarse unos minutos. El viaje en bus había sido largo, usual en un lunes de Estados Unidos. Le envió un rápido mensaje a su madre, en el que le comentaba su llegada sin problemas, recibiendo una corta respuesta por parte de ella, no era una señora de muchas palabras.

           Dejó escapar un suspiro, se sentía aliviada y agotada al mismo tiempo. Sentía como si llevase la ropa empapada, doblando su peso, varios de sus músculos estaban entumecidos. Sentir la cama bajo ella fue reconfortante para su cuerpo y su espíritu. Necesitaba pensar, necesitaba mentalizarse y para eso necesitaba paz.

           Se levantó de la cama y fue hasta el ventanal, había una muy buena vista de la cuidad, podía ver las calles transitadas por los automóviles y peatones justo frente al hotel, veía locales al otro lado de la calle y a la distancia, mucho más allá de la ciudad, podía ver un par de montañas verdes bajo el despejado cielo azul. Con el tiempo y los cursos de fotografía había aprendido a ver la belleza en lo más simple y eso le facilitaba un poco su estadía allí, sin embargo, en contraste con el día soleado, ella no estaba tan contenta como debería, se sentía desanimada, a la expectativa de lo que sucedería. En primer plano había sido difícil dejar Reddale, allí estaban sus amigos, familiares, su vida entera. Aunque sabía que esos recuerdos siempre permanecerían con ella, además del contacto con sus amigos y familiares, no podía evitar sentirse nostálgica, aun así sabía que Godview era lo mejor para su futuro y no podía poner nada por delante de eso. Lo que más quería era desarrollar y acabar su carrera de Artes.

           Se quedó pensando unos minutos en cómo sería la universidad y recordó que esa misma tarde tenía la pequeña bienvenida y registro para las habitaciones, aquel sería su nuevo hogar y debía aceptarlo. Con ese pensamiento salió de la habitación, la mochila le colgaba de unos de los hombros, lista para enfrentar el primer día de una nueva vida.

***

           Se impresionó en cuanto el taxi la dejó frente a la enorme edificación. Ya antes había visto fotografías de la arquitectura, pero tener el edificio frente a ella era una sensación que le llenó el pecho y la hizo olvidar por un momento la nostalgia. Cruzó la enorme reja antes de caminar con calma por el corto camino de piedra que la llevaba a la entrada de la institución, se dedicó a detallar las paredes color crema, los techos color ladrillo, todo se veía elegante y cuidadosamente colocado para llamar la atención de cualquiera. Al cruzar la puerta su asombro fue en aumento. Lo primero que le llamó la atención fue el tragaluz sobre su cabeza, parecía que toda la luz del planeta pasara por los paneles de vidrio perfectamente alineados para dar luz a todo el vestíbulo. Admiró todo con fascinación, como una pequeña niña que descubre algo nuevo, algo exótico. Las paredes blancas, los cuadros en marcos dorados, todo le producía una paz increíble. De un momento a otro, se vio a si misma girando en su lugar, detallando cada cuadro en las paredes, sacó su celular un segundo después y tomó varias fotos desde diferentes ángulos, una obra de arte como aquella no se veía siempre. A menos que fueses un estudiante en Godview University y no todos tenían ese privilegio.

           Cuando acabó con la improvisada sesión de fotos fijó su vista en la hoja de ubicación que había tomado al entrar, buscaba el auditorio donde se realizaría la bienvenida. Después de revisar un poco el folleto descubrió que el lugar que buscaba estaba al final de las escaleras frente a ella, se rió de sí misma y de su distracción artística. Al levantar la mirada vio a un grupo de muchachos, entre ellos uno rubio que le devolvía la mirada, Sav no tardó en mirar la pantalla de su teléfono, como si fuese la cosa más interesante del planeta, se sentía algo intimidada por la mirada ajena. Tras unos segundos decidió subir las escaleras que la llevarían a su paradero, no podía dejar que ellos se interpusieran en su camino.

Pase lo que pase.  [COMPLETA] #PGP2018Where stories live. Discover now