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           Unas horas después ya comenzaba a oscurecer, Arthur acompañó a la menor a su habitación donde sólo estaba Lilly, tras despedirse Savannah se fue a recostar.

           Su tranquilidad no duró demasiado, su teléfono comenzó a sonar, pero lo que la hizo entrar en pánico nuevamente, fue ver el nombre de su madre en la pantalla. Lilly la alentaba a contestar hasta que la castaña se decidió y lo hizo. Mantuvo la conversación lo más calmada y casual que podía, pues no quería levantar las sospechas de su madre. También apuró un poco la llamada, poniendo la excusa de que debía estudiar, tras eso colgó.

           —Todo va a estar bien, Sav —dijo la muchacha, como muchas veces aquel día, antes de abrazarla para después ir a acostarse.

           Sin embargo, para Savannah no era una tarea fácil el dormir en aquel momento, se quedó en su laptop por varias horas hasta que una idea se pasó por su mente. Con rapidez tecleó: Aborto. La información no tardó en aparecer, desde referencias, orígenes, hasta servicios relacionados. Luego de pensarlo varios segundos negó con su cabeza, no estaba pensando con claridad. Apagó la laptop, antes de dormir.

***

           Los rayos del sol fueron los que despertaron a Chase, se movió en la cama hasta desperezarse. Luego de darse una ducha y arreglarse decidió bajar a desayunar en compañía de su compañero de cuarto, Brandon. Cuando estuvieron ambos en una mesa, ya con su desayuno enfrente, el moreno habló.

           — ¿Qué has pensado con respecto al embarazo de Sav? —cuestionó antes de darle una probada a su desayuno, sin dejar de mirarlo.

           Antes de que el aludido pudiese responder, Joshua se unió a la conversación, luego de comentarle que el tema era el mismo del día anterior, Chase respondió.

           —Aun no sé qué haré —musitó con evidente frustración, pasando ambas manos por su cabello—. Tom tiene razón, nos van a expulsar.

           —Debemos conseguir otro concierto —dijo Joshua, quien revisaba su celular. Ganándose la mala mirada de sus compañeros—. No me miren así. Con el dinero podemos ayudar a Savannah con un departamento. Quizá si no está aquí, sólo hace las pruebas, puede que no se den cuenta...

           —En algún momento le crecerá la panza, ¿qué haremos entonces? —cuestionó Brandon, fijando su mirada en el de ojos verdes.

           —Tendremos tiempo para pensar en eso. ¿Qué piensas, Chase?

           —Hay que intentarlo, pero no les digan nada a las chicas. No hasta tener el concierto asegurado —luego de eso se levantó, pasaría a ver a la castaña, además de llevarle el desayuno.

***

           —Hola —dijo la castaña con cierta vergüenza, después de un rato, se había dado cuenta de que Chase sólo quería ayudar—. Lamento lo de ayer.

           —No es nada, sé que estás asustada, todos lo estamos —respondió el inglés, acababa de llegar a la habitación ajena. No tardó en abrazarla—. ¿Estás mejor?

           —Sí, algo —respondió mientras correspondía al abrazo que él le daba.

           Chase la miró mientras esta desayunaba sentada en su cama junto a él, conversándole de cosas sin importancia que lograban robarle pequeñas sonrisas. Él no quería verla como el día anterior, no más. Pero sabía que tenían que conversar muchas cosas aun, así que tomó cierto aspecto de seriedad, antes de hablarle con calma.

           —Sav, debemos ir al hospital, hay que confirmarlo.

           Pudo ver que a ella no le apetecía esa idea, sin embargó él se dedicó sólo a mirarla en espera de una respuesta, enlazando una de sus manos con la ajena hasta que la vio suspirar.

           —De acuerdo —asintió a la vez que se levantaba para cambiarse—. ¿Me esperas abajo, por favor?

           —Claro, no hay problema —dijo él, antes de salir de la habitación e ir a la planta baja.

           Savannah se dio una ducha rápida, además de cambiarse con algo simple, no estaba de muchos ánimos para elegir que colocarse, así que sólo se conformó con que combinase. Tras varios minutos bajó para encontrarse con el inglés, se encontró con una sorpresa no tan grata.

***

           El pelinegro esperaba en la planta baja sin hacer demasiado, los domingos en la academia eran días de mucha tranquilidad donde no se veía demasiada gente a los alrededores, por lo que le sorprendió e irritó ver a Evelyn acercarse a él.

           —Chase, cariño —musitó acercándose, luciendo su cínica sonrisa.

           —Evelyn, te dije que no me digas así. Ya me has buscado muchos problemas —respondió él antes de darse vuelta, con intenciones de irse.

           —No te vayas, eres mi novio —dijo ella con una falsa inocencia, mientras lo tomaba del brazo. Evelyn era buena manipulando, pero Chase ya conocía ese juego.

           —Lo nuestro acabó hace bastante —aclaró él, soltándose con delicadeza. Su tono era firme.

           — ¿Ahora prefieres a la mocosa sin gracia? —cuestionó ella, su mirada ahora era de enfado, de envidia.

           —No es tu problema con quien esté —dijo antes de seguir caminando.

           Ya se había hartado de las niñerías de Evelyn, su ex novia. No le gustaba tener que tratarla de aquella manera, habían compartido demasiado en Inglaterra, pero eso era pasado para él. Siguió caminando hasta escuchar algo que le heló la sangre.

           —Quizá sea problema de la directora saber que esperan un bebé.

           —Eso no es cierto —mintió él, encarándolo. Le aterró aún más escucharla reír, ella lo sabía—. ¿Cómo lo sabes?

           —No es tu problema —repitió las palabras del inglés, sonriendo.

           Chase entraba en pánico, sabía que ella pediría algo a cambio.

           —Por favor, no lo comentes.

           — ¿Qué gano yo con eso? —cuestionó a la vez que jugaba con su propio cabello. Él sabía lo que ella estaba pidiendo.

           —Tengo novia, ya lo sabes.

           — ¿Ya olvidaste todo lo que pasamos juntos? —cuestionó acercándose unos cuantos pasos. Escucharon a Savannah llegar, y ambos voltearon, en ese instante Chase supo que tenían que actuar rápido.

           —Sí, ya lo olvidé todo —dijo antes de ir con la castaña, tomándola de la mano para llevársela.

***

           No podía creer lo que sus ojos veían, ¿se había ido con ella?, ¿con esa niñita? Suspiró de pura frustración antes de darse vuelta para irse, eso no se quedaría así.

***

           —Sabes que es un trato único, Cristian.

           —No lo sé, Ev...

           Ella volteó los ojos con molestia, se cruzó de brazos.

           —No es tan difícil, tú me das información sobre Chase y yo te daré todo el dinero que necesitas para el tratamiento de tu madre.

           Era un trato realmente tentador para él, necesitaba el dinero, sus tres trabajos no le daban para mantener la comida en la mesa y también los tratamientos de su madre, además estaba perdiendo muchas clases. Se rascó la nuca casi frenéticamente, indeciso.

           —Está bien, lo haré, es un trato.

Pase lo que pase.  [COMPLETA] #PGP2018Where stories live. Discover now