Pusiste fin a la solitaria realidad, así que no voy a estar triste por más tiempo.
Tenía más de 20 llamadas perdidas, todas de Baek Hyun. Han Sol no quería hablar con él, estaba dolido. Había dejado todo atrás por Byun y éste le pagaba besando los labios de alguien más, jurándole amor a alguien distinto.
Su primer día de clases había terminado y ya estaba completamente instalado. Ya no en el sofá, sino en una habitación que, según Byung Joo, pertenecía a su hermano, antes de que decidiera mudarse a un apartamento cercano a la universidad.
Recibió otro mensaje de texto, éste era el décimo.
"Han Sol, ¿Te encuentras bien? Me preocupa que no contestes mis mensajes y llamadas. Tú no eres así. Contéstame por favor, necesito hablar contigo."
¿Hablar con él? ¿Qué iba a decirle? ¿Más mentiras? Han sentía que toda su relación había sido un engaño. ¿Realmente lo amó en algún momento? O incluso había sido engañado cuando vivían en la misma ciudad.
Todas estas ideas no dejaban de rondar su cabeza cuando su celular anunció una nueva llamada. Esta vez decidió contestar, necesitaba aclarar sus dudas.-Hola. Han Sol, ¿Te encuentras bien?
-¿Eso importa? ¿Realmente te importa si estoy o no estoy bien?
-¿Qué? ¿Por qué estás así? ¿Qué pasa?
-¿Desde cuándo?
-¿Desde cuando qué? No entiendo.
-¿Desde cuándo estás con él? ¿Desde cuando me engañas? ¿Alguna vez me amaste? O solo jugabas conmigo.
-Han Sol, yo... -se quedó en silencio.
-¿Por qué lo hiciste?- las lágrimas empezaron a salir- Yo te amaba. Confié en ti.
- No supe en qué momento pasó, sólo...- temió decirlo- me enamoré.
El corazón de Han Sol se deshizo. Creyó escuchar claramente como se había en roto mil pedazos y como cada diminuta pieza de su corazón chocaba contra el suelo. Todo se oscureció para él.
-¿Y porqué no simplemente terminaste conmigo, porqué tenías que traicionarme?
-No creí que merecieras que todo terminara a través de una llamada telefónica, ni siquiera por videollamada. Tenía que hacerlo en persona.
-¿Pues qué crees? Esto es una llamada y estamos terminando. No- se corrigió -esto acabó hace mucho. Acabó en el momento en el que decidiste jugar con nosotros, por qué no solo me engañaste a mí, también engañaste a la persona que dices amar. ¿O acaso estaba de acuerdo con ser el otro? Aún que creo que yo terminé siendo el otro.
-No, el no sabe nada. Es un buen chico, jamás se prestaría para algo como eso.
-Si es un buen chico, como dices, ¿Por que le hiciste algo así? Creí que eras alguien diferente. Dime, ¿Alguna vez me amaste?
-Claro que sí, jamás mentí sobre lo que sentía por ti. Te amé y, aunque no lo creas, te quiero. Realmente te quiero.
-Cállate, no digas estupideces.
-No son estupideces. Te quiero. Solo que ahora de otra forma. Te quiero como se quiere a un hermano, a un amigo. Entiendo que me odies pero quiero dejarte muy en claro esto, mis sentimientos hacia ti fueron sinceros y mientras esté en mis manos te protegeré... -Solo se escuchaba el llanto de Han Sol a través del teléfono -Lamentó ser el causante de esas lágrimas que juré eliminar. Lamento no haberte cuidado como debí. Sé que no puedo borrar lo que hice pero haré todo lo que pueda para que nadie más te haga daño.
La línea se quedó en silencio durante lo que pareció ser una eternidad.
-Adiós Baek.
Fue todo lo que Han Sol dijo antes de terminar la llamada. Ya no resistía. No sabía que pensar. ¿Debía creer en las palabras de Baek Hyun? Creer en que alguna vez lo amó y que aún lo quería. Algo que atrajo a Han Sol de Baek Hyun fue la sinceridad de sus palabras. Sinceridad que creía verdadera pues sus ojos se lo decían. En ellos se reflejaba su interior y le decían que era alguien en quién confiar. Sí algo aprendió de Baek fue a no juzgar a alguien por su exterior, que todos merecían una oportunidad. Baek le había enseñado que aún teniendo un envoltorio algo extraño los regalos que guardan en el interior pueden ser magníficos.
Decidió creerle. Pero eso no aminoraba el dolor. Tenía que olvidarse de Baek Hyun.
La escuela ayudaba un poco, manteniendo su cabeza ocupada, aunque fuera solo por ratos. Aun que la mejor ayuda que encontró fue pasar sus noches en el patio trasero. La calma que había encontrado en observar las estrellas y la sensación del viento acariciando su rostro y jugando con su cabello lo llenaban de paz, le permitían hurgar entre sus pensamientos y encontrar en sí mismo el cariño que ya no podía obtener de Baek Hyun.
Los primeros días que Byung vio a su nuevo compañero llorando mientras abrazaba sus piernas y escondía su rostro en ella, dudó sobre qué hacer, pero al final decidió dejarlo solo. Creyó que lo mejor era dejarlo desahogarse sin que nadie interviniera. Pasados unos días, cuando el llanto de Han Sol cesó se acercó a el con una manta en las manos, con la cual cubrió el cuerpo de Han Sol, pasar tantos días a la intemperie no podría ser bueno para su salud. Se sentaba cerca de él para hacerle compañía, sin pronunciar palabra alguna, y después de cierto tiempo se levantaba y entraba nuevamente a la residencia. Hacía esto cada día, y cada vez, al entrar, Han Sol encontraba la cena lista y a un Byung Joo sirviéndola, como si siempre supiera el momento exacto en el que entraría.
Han Sol agradecía que los estudiantes de posgrado tomarán sus clases en un edificio separado de su nueva universidad. Había hecho nuevos amigos, tanto en su salón de clases como los amigos de Byung Joo. Kidoh, como había apodado a Hyo Sang, seguía insistiendo en la cita aunque Han Sol estaba seguro de no aceptar. Hyo Sang le agradaba como amigo, peor no estaba convencido sobre la actitud del chico en el amor. Para Han Sol, el mayor de los gemelos parecía ser del tipo que no tomaría en serio las responsabilidades que conlleva tener una relación.
Han Sol pasaba la mayor parte del tiempo en el que estaba en el instituto, con sus amigos de clases, aunque algunas veces desayunaba con B-Joo y los demás. Le encantaba pasar tiempo con ellos, sobre todo en las tardes, cuando iban juntos al centro comercial o se reunían en la casa que ahora compartía con Byung a fin de ver películas o pasar la noche. A excepción de ésos días, Han había hecho de su tiempo mirando el cielo nocturno un ritual que compartía con Byung Joo. La compañía silenciosa que el menor le ofrecía lo inundaba de tranquilidad y plenitud.
El cielo había oscurecido; Byung Joo se encontraba ahogado de un mar de tareas y apuntes por estudiar. Han Sol lo sabía. No quería preocupar al menor así que tomó una manta gruesa antes de salir al patio, estaban a mediados de otoño y el viento se volvía cada vez helado.
Ya no salía para intentar olvidar a Baek Hyun, no podía olvidarlo, pero ya había superado su ruptura. Ya no le dolía, e incluso estaba dispuesto a aceptar un nuevo amor.
Byung apareció como de costumbre. Ver a Han Sol ya cobijado le hizo sentir culpable. Había tardado. Se sentó junto a él. Debía admitir que también disfrutaba ver las estrellas.
Han Sol observó a B-Joo durante algunos minutos hasta que Byung lo notó y también lo observó.
-Vamos. Preparemos chocolate caliente- dijo Han Sol sonriendo mientras se ponía de pie y extendía su mano hacia un sorprendido B-Joo.