Capítulo 11

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― No creo que sea necesario comprarme ropa. ―digo con voz adormilada.

― Grace son las ocho si no sales conmigo igual tendrías que levantarte de esa cama.

¿Por qué no puedo dormir una hora más?

― ¿Qué día es hoy? ―pregunto fastidiada.

― Es jueves. ―responde―. Diecisiete de diciembre, falta una semana para nochebuena, y no has comprado nada para la noche...

― Bien, iré contigo. ―espeto dándome por vencida saliendo de la cama.

Elena sale de la habitación y yo refunfuño varias palabras antes de entrar al baño. Últimamente se está creyendo mi madre biológica, no tengo dudas que me ha dado muchas órdenes en un tono no muy confiable.

Me gustaría invitar a Alex a pasar nochebuena aquí, pero... sería ilógico. Hemos estado hablando mucho estos últimos días y opino que es un chico con el cual podría mantener una buena amistad, joder, ¿Quién no ha hecho amigos así?

No hablo con Harry desde el lunes que hizo el papel de niñera y lamentablemente a mi mente no ha venido ningún recuerdo desde ese entonces. Todo es un caos en mi mente.

Me pongo un jeans azul oscuro, y una maxi blusa blanca. Elijo unas zapatillas blancas y recojo mi cabello. Mi madre ya me avisó que Jake pasará nochebuena con nosotros así que... Elena tiene razón, tengo que comprarme un vestido. Giselle también dijo lo mismo y a decir verdad me emociona saber que tendremos una reunión especial ese día.

*******

― Este auto es muy lindo. ―opina Elena y sonrío.

Ella se aferra al cinturón de seguridad cada vez que acelero más de lo normal. Le dije que viniéramos juntas al Centro de Los Angeles, no tiene sentido que ella venga por su parte si las dos vamos de compras.

― Me gustaría un vestido azul que caiga debajo de mis rodillas. ―me dice―. A Antonio le gusta ese color. ―eso ya lo sé.

Varios minutos después ella empieza a hablar sobre Bel-Fort causándome cierta incomodidad.

― Grace, me parece genial que seas la sucesora de tu madre, ¿No estás contenta?

― Sí lo estoy. ―afirmo―. Pero, siempre me hice la idea que Giselle iba a tener ese puesto, ese era el destino ideal. ―doblo hacia la izquierda―. Ver a Giselle tratarme sin hostilidad, y hasta con un poco de ternura me sorprende.

― Bueno, tal vez tenga un sentimiento de culpa.

― Ese es el problema. ―hablo―. Me trata totalmente diferente, es decir, me tiene lastima. ―digo―. Todos me tienen lástima.

― Grace...

― Es la verdad, todos se compadecen de mí. ―continuo―. Menos Harry. ―agrego.

― Oh.

Ella siempre reacciona así cuando menciono a Harry.

― Pero, ya me acostumbré. ―digo con normalidad―. Si me pongo a pensar esa es la manera lógica de tratarme.

― No es lástima.

― Compasión, misericordia, bondad; llámalo como quieras, a la final todos son sinónimos.

Ella no dice nada y yo me mantengo callada en lo que resta del camino. Mi teléfono ha vibrado cinco veces, no puedo sacarlo de mi bolsillo porque estoy manejando. Tiene que ser Alex.

Quédate conmigoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora