Capítulo 84: Quédate conmigo.

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     Miro mi reflejo en el espejo y no sé si mi vista está borrosa o es el espejo. No he podido hablar con Andrés, hace cinco minutos dejé de vomitar todo lo que había en mi estómago y hace diez que leí que Miranda había perdido a su bebé. Mis manos no paran de temblar y tengo taquicardia. Nada raro. Mi respiración es irregular, y aún siento náuseas, el dolor de vientre no cesa y sinceramente no quiero pensar si se adelantó o se me atrasó la regla.

Salgo del baño con pasos lentos, creo que estoy mareada. ¿Qué diablos me pasa? No tengo fuerzas para caminar, la cama se ve lejos y tengo demasiado sueño. Ni siquiera sé cómo carajos limpié el piso y me duché.

Me siento en el borde de la cama y hago una mueca. Las punzadas en el vientre no cesan y... quisiera no pensar en nada de lo que está pasando y acostarme a dormir pero, Harry debe estar devastado, si tan sólo... si tan sólo...

Sin saber cómo me quedo dormida sin arroparme. Sin dudas el medicamento que me dio Kate tenía algún tipo de calmante.

*******

Cuando abro mis ojos bostezo perezosamente y me toco el vientre. Ya no me duele, por lo menos. Suspiro y me coloco boca arriba, ¿Qué fue lo que...?

― Oh, Señor Jesús. ―me incorporo y mi vista se va al reloj digital que está en la mesita de noche. Joder, son las ocho de la mañana―. ¡Diablos! ―salgo de la cama con rapidez y hago una mueca de fastidio al sentir una leve molestia al caminar.

Me cepillo los dientes lo más rápido que puedo y salgo ceñuda del baño. ¿No estaba manchando anoche? ¿Por qué no seguí manchando?

Agarro mi teléfono y hago un mohín de exasperación al ver que está apagado. Cuando no enciende deduzco que está descargado.

― Genial. ―refunfuño y con fastidio busco el cargador en las gavetas. Alzo la cabeza al oír un sonido. El timbre.

Dejo el teléfono cargando y me apresuro a salir de la habitación. Recorro el pasillo casi corriendo y mientras cruzo la sala observo lo que llevo puesto, un short de algodón y una camiseta suelta de color crema. Me arreglo el cabello pensando que pueda ser Harry quien esté tocando con insistencia y al mirar por el ojo mágico me decepciono sólo un poco al ver que se trata de mi mejor amigo.

Abro la puerta y él entra sorprendiéndome con un fuerte abrazo.

― Oh, Grace. ―sus palabras suenan como si no viera desde hace diez años―. Llevo media hora tocando el timbre.

― Andrés, lo siento, anoche me quedé dormida y no sé cómo pasó eso, creo que el medicamento...

― No importa. ―me preparo para una otra mala noticia al ver que su abrazo parece un consuelo más que un saludo.

― ¿Andrés? ¿Estás bien?

― Karla está grave. ―se aparta.

― Oh Dios, iré a vestirme para ir a...

― No. ―espeta y termina de entrar cerrando la puerta a sus espaldas―. Siéntate. ―él me lleva al sofá y se sienta a mi lado.

― El bebé y Karla están bien, ¿Verdad?

― Sí, pero el embarazo es de alto riesgo. ―dice.

― Tengo que ir...

― Necesitas saber algo.

― Bien, te escucho.

― Iré al grano, no hay tiempo que perder. Te dije que Harry me golpeó anoche...

Quédate conmigoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora