Llamadas.

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A veces eres tan reservado que los sentimientos se encapsulan dentro de ti y el día que quieres compartirlos lograrlo se vuelve una tarea realmente difícil.

¿Decirlo? Suena simple, pero ni pensarlo, no puedes. Las palabras se atoran en la garganta y a veces ni siquiera el aire puede pasar por ahí, se te olvida respirar, se te olvida todo y te dedicas a escuchar, porque te gusta escucharla.

Te gusta escucharla hablar, hablar de cualquier tipo de cosa, hablar de cómo estuvo su día, cómo fue su infancia, cómo quiere que sea su futuro. Ella nunca se calla y no te molesta.

No te molesta porque cada palabra que sale de sus labios se vuelve extraordinaria, cada plan, cada sueño, cada caída, cada una de las cosas que le hacen ser quien es, y tú sólo escuchas, atento, encantado.

A veces se queda callada por un microsegundo, como esperando que des señales de que prestas atención, o que al menos todavía sigues con vida, entonces lo único que puedes hacer es decir un monosílabo y ella continúa su relato mientras en tu mente, la pregunta que hizo con su silencio, se queda flotando... ¿Sigo vivo?

Das un hondo respiro y te das cuenta de que sí, aún estás vivo y probablemente más vivo que nunca y en lo que te dura el suspiro ella ya cambió de tema unas 10 veces mientras sonreías.

¿Eres demasiado lento? Probablemente. Te convences a ti mismo de que esta noche no es la indicada para hablar, tal vez mañana... Tal vez mañana le digas lo que ella ya sabe, porque no es nada tonta, ella lo siente y en tus monosílabos nerviosos lo confirma, por eso la llamas, por eso esperas su mensaje desde que despiertas.

Tal vez no digas mucho, pero ella también espera, no es coincidencia que tu teléfono no marque más de dos tonos antes de que responda o que su inmediato "Hola" sea el más dulce que has escuchado, no, no lo es.

¿Y tú? ¿Qué me dices? ¿Cuándo fue la última vez que buscaste a alguien así? Nunca. Qué horror el maldito teléfono, que miedo que te conteste otra persona, que ansiedad el no saber que decir, porque tú nunca sabes que decir, las palabras no son lo tuyo y tal vez nunca lo sean, pero ella vale la pena, vale el horror, el miedo, la ansiedad, vale tu silencio, vale tu sonrisa, vale la felicidad que te da el escucharla un minuto, quince, o sesenta, lo vale todo y lo sabe.

Body & SoulDonde viven las historias. Descúbrelo ahora