Frágil.

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Había pasado mucho tiempo respirando, mirando a la gente ir y venir con expresiones que reflejaban todo menos felicidad, supongo que en aquel momento los extraños funcionaban como simples espejos y encontraba en ellos lo que pasaba conmigo.

Mis sentidos eran todos negativamente selectivos, solo podía ver a aquel sujeto en la esquina de la calle mirando como un cerdo cuanta mujer le pasaba por enfrente, solo podía escuchar los insultos de los taxistas a la hora pico del tráfico de la ciudad (como si el infernal escándalo de las bocinas no me tuvieran ya el cráneo a punto de reventar)

Solo podía respirar el empalagoso perfume de la chica que regularmente se sentaba a mi lado en transporte. En la boca solo sentía el sabor amargo de haber tenido otro día jodido en el trabajo. Mi manos solamente podían sentir el áspero vacío de la soledad en la que estaba sumida.

Todos los días escuchaba, veía o leía sobre guerras, hambre, enfermedad, dolor, pobreza, falta de amor, de comunicación, de humanidad.

Cada mañana era mas gris que la anterior, y no, no de ese gris que te hace sentir en calma, con ganas de tomar algo caliente mirando la ventana, sino un gris muerto, asfixiante, de esos que dibujan en el cielo exactamente lo que eres por dentro.

Luego, de la nada, llega usted como si la hubieran llamado. Llega moviendo el piso, sacando el polvo, con sus ideas revolucionarias de alimentarse bien y dormir temprano. Con su soberbia encantadora que me hace sonreír de medio lado cada que la recuerdo. Con ese amor a la simplicidad y a la complejidad que hay en ella, porque para usted el cielo no es solamente el cielo, para usted es un motivo mas para sentirse con vida.

Llega con esa facilidad de andar de un extremo al otro, que si un día quiere parecer una princesa y al día siguiente es usted todo un caballero al que solo le falta la armadura, porque aquí los roles de género son lo que menos importa.

Ni que decir de cuando habla de sexo, lo cual termina siendo casi siempre. Que bella manera tiene de verlo, y aun mas de explicarlo, si pudiera usted escucharse probablemente sabría que casi siento que hace el amor solo con hablarlo, porque en su opinión el sexo es arte y en la mía cada palabra que sale de su boca también lo es.

Ahora que llegamos a su boca, déjeme decirle que me encanta, de vez en cuando cuento granos de arena, estrellas, poros de mi piel (entre otras cosas incontables) imaginando que cada uno de ellos es un beso que le debo a su boca o que su boca me debe a mi.

Fue un poco extraño porque de pronto usted se convirtió en mi luz, despertó de manera positiva cada uno de mis sentidos, los cuales ahora mismos se encuentran concentrados en usted y de ahí parten a todo lo demás: esas cosas del día a día de las que usted habla tan bonito.

Ahora el verbo compartir se ha vuelto mi favorito únicamente si pienso en conjugarlo con usted , compartir la cama, compartir el desayuno, compartir caminatas, películas, postres, las noches, los días, la vida si me dejara.

Enloquecer por una persona como lo estoy haciendo yo por usted es probablemente el acto de valentía que solo hacen aquellos que han visto la muerte de cerca, y en mi caso, cada día antes de su llegada, yo estaba muriendo un poco.

Había pasado mucho tiempo respirando, hasta que usted llego con maestría a recordarme lo que es vivir.

Y perdóneme si la asusto, juro que jamás ha sido esa mi intención, mas a mi favor debo decir que no hay manera de contener la intensidad si se habla de usted.

Ahora tras un tiempo de haberla conocido me encuentro mirando al techo, buscando palabras para tratar de decirle lo que siento, bien sabemos las dos que no sucederá, que las palabras no son la forma de expresar el tipo de cosas que se sienten en el alma, en el corazón y la piel, mas solo un roce con su cuerpo bastaría para que lo sintiera porque se que ya lo entiende.

Llega usted así sin más, a devolverme la vida y la sonrisa. A recordarme que soy débil, que estoy llena de miedos, de inseguridades pero al tiempo dándome motivos para ser fuerte y hacerme ver a su manera y dejando de lado un poco esa sexy egolatría, que usted es tan frágil como yo.

Body & SoulDonde viven las historias. Descúbrelo ahora