ÁLBUM

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Miércoles por la mañana, Luke en la escuela y poco trabajo.

Caminaba por los pasillos de aquel gran corporativo, un café caliente en la mano y en la otra un bolso lleno de objetos innecesarios pero los suficientes para tener una pesada arma para defensa personal. Paredes blancas, luces brillantes, mujeres y hombres con incómodos trajes, todo en silencio, lo único que se lograba escuchar era el presionar de las teclas del computador. Altos mandos con jóvenes y bellas secretarias que trabajaban más de lo que deberían por un bajo sueldo para pagar sus estudios, o tal vez algo más.

Llego frente a una de las puertas negras, estaba abierta dejando ver el interior de la oficina, un hombre leyendo y notoriamente cansado, estaba sentado detrás del escritorio.

Se recargo en el marco de la puerta esperando ser notada, pero al parecer eso no sucedía, así que decidió llamar su atención.

Buenos días-

Buenos días- Sebastian contesto sin despegar la mirada de los papeles.

Traje café-

Sebastian volteo a la puerta y vio a la mujer parada sosteniendo un café.

Elizabeth, pasa, ven-

Sebastian se levantó de su silla y camino hasta ella, tomo el café y la acompaño hasta la silla.

Gracias por el café, no te hubieras molestado-

Está bien, hace mucho frío y quería una excusa para verte- Ella sonrió y se divirtió viendo la reacción de aquel apuesto hombre.

Él la miro a los ojos pero desvió rápidamente su vista al ver la sonrisa burlona de ella.

¿Tienes mucho trabajo?-

No, solo vine a firmar esto, pero realmente no comprendo porque me hacen venir a las 8:00 a.m. para firmar esto si lo van a enviar hasta mañana a las 3:00pm.- Sebastian estaba molesto.

¿Qué esperabas de la empresa que nos pide cordura y nos obliga a usar estúpidos e incómodos uniformes disfrazados de formalidad en ridículos trajes sastre?-

Ambos rieron por sus sarcásticos e hirientes comentarios sobre la empresa en la que trabajan y les da para comer.

Qué bueno que no tienes más trabajo, yo termine de revisar algunos expedientes, ahora voy a mi casa a desayunar, ¿quieres venir?-

Sebastian cambio su expresión a sorpresa y algo de bochorno.

Tranquilo, no haremos nada malo, es solo que no desayune antes de venirme y muero de hambre- Se dejó caer en la silla.

Oh bien, no pensé nada malo, pero no creí que me invitarias a tu casa-

Vamos hombre, estamos en el siglo XXI, las mujeres también podemos invitar a los hombres-

Tienes razón y acepto la invitación-

Sebastian firmo los papeles, los acomodo en la carpeta y los dejo en el escritorio, ella se levantó y lo espero afuera de la oficina, él tomo su maletín y el café, salió, cerró la puerta y ambos caminaron al elevador, presiono el botón que los llevaría hasta el estacionamiento.

Sebastian- Ella saco al hombre de sus banales pensamientos.

¿Qué sucede?-

Mejor compremos algo en el camino y comamos en mi casa, no quiero perder tiempo cocinando-

Me gusta esa idea y ¿nos iremos en tu carro o en mi camioneta?-

El elevador se detuvo en el destino seleccionado, las puestas se abrieron revelando un grande y frio estacionamiento lleno de diversos coches.

Padres SolterosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora