Cara a Cara

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Las 7:00pm se dieron en esa iglesia, Karamatsu bajo al comedor, alrededor de 20 jovencitas entre ellas la hermana Totoko lo observaban llenas de alegria al verlo bajar.

-Buenas noches hermanas- contestaba feliz saludandolas con su mano derecha, la cual era cubierta con un guante blanco. -No me he presentado formalmente, soy el Hermano Kara- contesto con esa dolorosa y hermosa sonrisa que causo que las jovencitas se ruborizasen un poco. Totoko lo miraba molesta, sin embargo recordo su conversacion con el. Asi que solo dio un ligero suspiro. Karamatsu se sento al lado de Totoko, en la mesa se podia ver diferentes tipos de comida, entre ellas pan y patatas. Totoko lo miro rapidamente y contesto.

-hermano Kara, al ser su primera cena con nosotras podria porfavor guiar la oracion para bendecir los sagrados alimentos.-

-Claro que si hermana... - Karamatsu se levanto y poniendo sus manos juntas comenzo a recitar...

"Señor nuestro, tu que eres todo poderoso, bendice estos alimentos, que por tu bondad vamos a recibir, bendice las manos que los prepararon, dale pan al que tiene hambre y hambre de ti al que tiene pan. Amén "

Al terminar de recitar eso, la mesa comenzo a tambalear. Karamatsu se sorprendio, las hermanas comenzaron a gritar con miedo, Karamatsu se acerco a Totoko y pregunto.

-¿Que esta ocurriendo totoko?-

-El viene hacia aca-

-¿el?... Pues que venga entonces-

Karamatsu salio del convento, debajo de su sotana saco una arma de fuego, llenandola con agua bendita y ajo se dedico a disparar, ya que detras de el una parvada intensa de hombres con alas venian tras el, rapidamente comenzo a dispararles, mientras mas se acercaban al pueblo, Karamatsu siguio lanzandoles diferentes bombas y balas cubiertas con artefactos santos. Los vampiros comenzaron a perecer ante las armas de Karamatsu.

-En nombre de la santa virgen maria... REGRESEN AL INFRAMUNDO DEL QUE SALIERON- grito mientras disparaba deliveradamente.

Los seres calleron, logrando escapar algunos otros. Karamatsu al terminar cayo de rodillas, las personas del pueblo se sorprendieron. Totoko corrio a el y lo ayudo a reincorporarse.

-Te prometi que... no heririan a nadie...- contesto con una hermosa sonrisa, Totoko aliviada suspiro y asintio. Ayudado por las hermanas, la gente del pueblo solo se dedicaba a observarlo de lejos, el era quiza la solucion a esos demonios que les aquejaban.



Sin embargo, el conocido conde de las tinieblas estaba molesto, al ver como de sus 15 vampiros enviados solo 5 volvieron con vida, se molesto bastante.

-¿Quiero saber como demonios ocurrio esto?- contesto lleno de furia.

-Al parecer... ese nuevo sacerdote no es tan tonto como pensamos... al vernos salio a atacarnos-

-¿Atacarlos? Es imposible... solo un...- Todomatsu se detuvo para analizar la situacion. Solo un maldito exorcista podria hacer esto... Maldita sea!- maldijo furioso mientras tiraba la copa que sostenia al suelo. -Lo que me faltaba... La maldita sede esta metiendo sus manos... Y por lo que veo, malditos inutiles no sirven para deshacerse de un exorcista. Envien mas Vampiros, Demonios si es necesario... Quiero a ese maldito sacerdote muerto ¿Me escucharon?- Los vampiros asintieron. Y rapidamente salieron a vigilar a ese sacerdote.

Todomatsu continuaba molesto, camino hasta su habitacion, donde comenzo a desnudarse, soltando su cabellera y entrando a esa bañera blanca con petalos de rosa en ella. Su piel palida se ocultaba tras esa fragante agua endulzada con petalos, tomo de la mesa cercana una copa de vino, continuo bebiendola dejando derramar un poco de su boca.

-Ese maldito sacerdote, sera dolor de cabeza para mi- repetia mientras a la luz de las velas resplandecian sus bellos ojos rosados. -Han pasado siglos desde que la santa sede se llevo a mi madre... Han pasado tantos siglos... solo tengo una pista... un tal Matsuno-

Eran las palabras de Todomatsu, a pesar de su estatus y poder, era realmente un ser fragil. Solia cubrir su habitacion con veladoras que duraban encendidas por horas, su gran temor era la oscuridad, ya que, solo le recordaba el dia que su madre lo encerro en una antigua cripta para protegerlo... no sin escuchar los gritos de dolor de su madre y de su gente cercana. Cada vez que no lograba ver luz, volvia a ese momento que formo su caracter y miedo actual.

Todomatsu desperto al sentir los primeros rayos de sol en sus palidas mejillas, se quedo dormido en su bañera, salio de esta mientras algunos petalos quedaban pegados a su dulce piel, removiendolos con esa toalla de seda. No le preocupaba el sol, ya que jamas presento heridas por este, al contrario se alegraba de que no se consumiera en el sol ya que asi podia dormir sin miedo a la oscuridad, sin embargo su piel era tan albina que solia irritarle un poco.

Mientras observaba detras de su ventana, solo dirigia su mirada al convento que se encontraba a las faldas de la colina.

-Uhm... Quiza solo fue un golpe de suerte- repetia mientras se alejaba y colocaba una bata de seda color rosado. -Pero esta noche no fallare- contestaba mientras cerraba las cortinas de color magenta, camino a su cama y se dedico a dormir unas horas.


Por su parte en el convento, Karamatsu desperto, rapidamente se puso su sotana y camino solo para encontrarse la entrada al convento llena de flores, frutas y mas cosas.

-¿que es todo esto?- pregunto sorprendido Karamatsu

-Al parecer padre es en forma de agradecimiento por salvarnos de los vampiros ayer... Todo el pueblo pregunto por usted y por su estado de salud- contesto una de las jovenes monjas, Karamatsu se acerco a oler las flores muy contento, se sentia orgulloso de su esfuerzo, estaba valiendo la pena por proteger el pueblo que alguna vez lo vio nacer.



Las noches continuaron, y cada noche los ataques eran mas presentes, cada vez los vampiros perecian, ningun otro se atrevia a salir si ese padre estaba cerca. Algo que hizo enfurecer a Todomatsu.

-Maldita sea- gritaba mientras lanzaba su copa de vino a la pared. -Ese maldito padre... No puedo... soportarlo... ¿Como ha reducido mi poblacion a pocos? ¿Como maldita sea?- Repetia molesto. Tratando de controlarse , pero con lagrimas que undian sus ojos, ya que, no podia estar tranquilo, respirando con dificultad comenzo a balbusear.

-Calmate Todomatsu... Calma... Analiza las cosas... Bien... Bien... el es un sacerdote... que es exorcista... y para empeorar es el maldito caballero azul, ese estupido mocoso que me ha seguido los talones ¿Que puedo hacer?... -volvio a caer en su propio miedo, temia ser derrocado- No puedo calmarme... No puedo llegar y finjir dulzura...- abrio sus ojos sorpresivamente y comenzo a sonreir deliberadamente. -Exacto! Puedo finjir dulzura con el... Y al final cuando menos lo espere hacerlo caer... ante mi... una emboscada perfecta... -

La sonrisa de Todomatsu era brillante, era momento de hacer caer a ese caballero azul.

~KaraTodo~ Un juego peligrosoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora