Capítulo 29 Llamada

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Narra Charlie

-Aguanta muchacho, estarás bien (Escuché a lo lejos)

Abrí mis ojos, todo estaba borroso, había luces que se encendían y apagaban constantemente y un fuerte ruido no cesaba.

"Nii-noo, nii-noo"

-¡Apliquen más oxígeno! (Dijo alguien, un hombre, su voz era grave y segura, sabía lo que decía)

Una figura se acercó y tocó una máquina repetidas veces.

-Oxígeno aplicado (Dijo una voz dulce, femenina, se la notaba nerviosa)

Moví mis labios intentando hablar, pero lo único que salió de ellos fue un suspiro, lo volví a intertar, pero sin embargo las palabras no salían de mi boca.
Me empecé a preocupar.

"Nii-noo, nii-noo"

Cerré los ojos e intenté relajarme, mi respiración era irregular, demasiado diría yo, sentí que cogían mi mentón y levantaban mi barbilla, abrí los ojos y ví que el hombre tenía una linternita en las manos, la encendió y ¡Dios! que luz más potente, sentí que me quemaba los ojos.
Levanté mi brazo derecho, lleno de cables y tubos y aparté la linterna de su mano.

-Que hayas reaccionado así, es bueno muchacho (Dijo)

"Nii-noo, nii-noo"

-¡Llegamos! (Exclamó la voz femenina)

En un rápido movimiento, me sacaron de la ambulancia en la camilla con la mascarilla de oxígeno.

-¡Dejen paso! (Gritó el hombre de voz grave)

Iban corriendo, por lo que veía pasar las luces blancas del pasillo rápidamente, una tras otra, sin detenerse, la cabeza me daba vueltas y sentía que los ojos me lloraban por la luz.

-¡Apártense! (Volví a escuchar)

Los ojos me pesaban y se cerraron por sí solos abriendo de nuevo paso a la oscuridad.

Domingo

-Charlie... Tu puedes con esto, ¡maldita sea!

Abrí los ojos y ví a Melanie de rodillas en el suelo, con su cabeza en mi estómago y con nuestras manos entrelazadas, de la manera en el que su pequeño cuerpo se agitaba, diría que estaba llorando.

-Eh... No llores (Dije acariciando su pelo)

Levantó la cabeza y me miró con los ojos vidriosos, la que hace unas horas era una cara de felicidad, ahora ya no lo era, y me sentía culpable, más bien, lo era.

-¡Charlie, no vuelvas a darme un susto así! (Dijo enterrando su cara en mi cuello)

Fue entonces cuando pensé que sería de ella cuando yo ya no... Esté aquí, me preocupaba mucho lo que pudiera llegar a hacer a consecuencia de ello.

-Está bien, ya deja de llorar (La susurré)

Me recosté y me apoyé en la madera de la cama para poder verla mejor.

Por Siempre |PAUSADA|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora