Hora de subir era sin demora, ya que el Sol dejado había el meridiano círculo a Tauro y la noche a Escorpio:
por lo cual, como hace quien no se arresta mas por su vía se lanza, que lo que estorba, por su necesidad, lo traspasa,
de igual modo entramos por la brecha, uno tras del otro, asidos de la escala, pues por la estrechez no íbamos de a pares.
Y como la cigüeñita que alza las alas de volar queriendo, y no se atreve a dejar el nido, y entonces las baja,
así estaba yo con el deseo de preguntar animado y muerto, en la actitud de quien a preguntar se prepara.
No se privó, aunque el andar fuera rápido, el dulce padre mío, mas dijo: Dispara el arco de hablar, que hasta el hierro tienes tensado.
Entonces asegurado abrí la boca y comencé: ¿Cómo es posible volverse flaco allí donde la necesidad de comer no cabe?
Si te recuerdas como Meleagro se consumió al consumirse un tizón, no te sería, dijo, ésto tan agrio;
y si pensaras como, a vuestros gestos, gesticula en el espejo vuestra imagen, lo que te parece duro te sería blando.
Mas para que tu deseo calmes, aquí está Estacio; y yo lo llamo y le ruego que sea el sanador de tus llagas.
Si la mirada eterna le desligo, respondió Estacio, estando tú presente, pido disculpas al no poder negarme.
Luego empezó: Si mis palabras, hijo, tu mente guarda y recibe, luz te daré al cómo que tu dices.
Sangre perfecta, que nunca beben las sedientas venas, y que sobra, como alimento que se saca de la mesa,
adquiere en el corazón de todos los miembros una virtud formante, como la sangre que a trocarse en ellos va por las venas.
Ya digerido, baja a donde es más bello callar que decir; y de allí luego se instila sobre la sangre de otro en natural vasija.
Allí se acogen una y a la otra solidariamente, una dispuesto a recibir, y la otra a hacer por el perfecto lugar de donde viene;
y, llegado a ella, comienza a obrar coagulando primero, y luego aviva lo que en su materia hizo condensar.
Hecha alma la virtud activa cual de una planta, pero en esto diferente, que esta está en camino, aquella en la ribera,
tanto obra después, que ya se mueve y siente, como esponja marina; y de allí emprende a organizar las potencias de las que es simiente.
Ahora se despliega, hijito, ahora se extiende. la virtud que es del corazón del generante, de donde la natura a todo miembro tiende.
Mas cómo del animal se haga razonante aún no percibes: éste es un tal punto que a uno más sabio que tú lo hizo errante.
de modo por su doctrina dejó disjunto del alma el posible intelecto, porque no vio de él órgano adjunto.
Ábrete a la verdad que viene al pecho: y sabe que, tan pronto al feto el ensamble del cerebro es perfecto,
el primer motor a él se vuelve contento de tanta arte de natura, e inspira nuevo espíritu, de virtud repleto,
que lo que allí encuentra activo, absorbe en su sustancia, y hácese un alma sola, que vive y siente y a sí en sí se remira.
Y para que menos te admire la palabra, observa el calor del Sol que se hace vino, junto al humor que de la vid se cuela.
Cuando Láquesis ya no tiene más lino, suéltase de la carne, y en virtud lleva consigo y lo humano y lo divino:
las demás potencias todas quedan mudas; memoria, inteligencia y voluntad en acto mucho más que antes agudas.
Sin detenerse, por sí misma cae maravillosamente a una de las riberas: allí conoce primero sus estradas.
Una vez que el lugar de allí la circunscribe, la virtud formativa irradia en torno, así y tanto cuánto en los miembros vive.
Y como el aire, cuando está empapado, por el rayo de otro que en sí refleja, de diversos colores queda ornado;
así el aire vecino aquí se mete en aquella forma que en él sella virtualmente el alma que allí se encierra,
y en forma semejante a la flamita que sigue al fuego doquiera se trasmuta, el espíritu sigue a su forma nueva.
Sin embargo cuando ha obtenido su apariencia, se la llama sombra; y de allí organiza luego cada sentido inclusive el de la vista.
Así hablamos y así reímos nosotros; también soltamos lágrimas y suspiros que por el monte sentido haber pudiste.
Conforme nos afligen los deseos y los demás afectos se configura la sombra, y esta es la razón de lo que te admiras.
Y ya habíamos a la última tortura llegado, vueltos a mano diestra, y estábamos atentos a nuevas tareas.
Aquí hacia fuera dispara llamas la cuesta y la cornisa hacia arriba exhala viento que las rechaza y de ellas la vía secuestra;
por donde ir nos obligaba del lado externo uno a uno; y yo temía el fuego de aquí, y de allá despeñarme.
Mi conductor decía: Por este lugar se requiere dar a los ojos estricto freno, porque errar podríase por poco.
"Summa Deus clementia" en el seno del gran ardor entonces oí cantando, que de volverme me hizo desear no menos;
y vi espíritus entre la llama andando; por lo que yo los miraba y a mis pasos, compartiendo la vista de vez en cuando.
Llegados al fin del cantado himno, gritaban alto: "Virum non cognosco"; de allí reemprendían el himno en voz baja.
Terminado, aún gritaban: Al bosque vino Diana y de allí expulsó a Hélice, que de Venus había probado el tóxico.
De allí a cantar volvían: y de allí mujeres gritaban y maridos que fueron castos, como virtud y matrimonio imponen.
Y este modo creo que les baste por todo el tiempo que el fuego los abrase; que tal cura es necesaria y con tal pasto
para que la llaga del sexo se digiera.
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La Divina Comedia: El Purgatorio(COMPLETA)
KlasykaLa Divina comedia es un poema escrito por Dante Alighieri escrito a principios de 1300. Es considerada la obra maestra de la literatura italiana y una de las cumbres de la literatura universal. Se divide en tres partes: el Infierno, el Purgatorio y...