Cuatro.

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Siete y punto de la mañana: Junmyeon aún no se aparecía y Jongdae dormía en uno de los rincones de la clase.

—¿Encontraste lo que fuiste a buscar con Nini?

Con concurrencia, Chanyeol se sentaba al lado de su amigo cara apagada en las clases de ciencias naturales. No hablaban demasiado, a decir verdad, solo el mayor soltaba algo la mayoría de las oportunidades y bueno, se podía decir que se acostumbraron a llevársela así.

"¿Desde cuándo le llamas Nini?" Pensó, mirando a Chanyeol mal.

Después de la interrogante, Sehun no pudo entenderle del todo, no hasta recordar la mediocre excusa que dio para devolverse la tarde anterior. "A veces soy tan listo." Se atacó con sarcasmo para luego volver a dar un par de excusas más.

—El padre de Nini... Da miedo. —y logró capturar la atención de su compañero.

—¿Hablaron con él?

—Yep. —Chanyeol asintió, reposando sus brazos sobre su pupitre- Cuando íbamos saliendo, se nos acercó un señor preguntando por Kim Jongin, y nos preguntó si éramos amigos suyo y eso...

—¿Qué le dijeron? —el castaño vio cómo se movían los dedos ajenos, formando una especie de ritmo contra la madera de la mesa. El resto de la clase estaba en lo suyo, hablando y algunos soñando, dormidos o despiertos.

—Que él no tenía permiso para salir. Y que si volvíamos a alcahuetearle, iría a hablar con nuestros padres.

—Uh.

—En serio se veía enojado ¿Nini estará bien?

—No lo sé.

Y es que de verdad no lo sabía. Ayer, casi anocheciendo, acompañó al muchacho a su casa y sin esperar se marchó a la suya. No tenía formas de comunicarse con Jongin además de sus charlas luego de las clases. Cuando fue a buscarle ese mismo día, ni siquiera pudo saludarle dado que la madre de este se lo llevó tan rápido que con algo más de prisa habría salido volando. Pensó en seguirles, no obstante estaba cansado por las caminatas del parque y se rindió en definitiva apenas cruzó la esquina y distinguió la distancia que los separaba. El de mechones oscuros solo pudo mover su pequeña mano para despedirse, mientras miraba a su conocido favorito quedarse allí parado.

A pesar de haber pasado una tarde divertida, la noche no fue muy bonita para Jongin. Se había despedido de Sehun a unos pies de la entrada de su casa y voltearon a verse varias veces, hasta que la figura del mayor desapareció por completo a la lejanía, y, luego de contar diez largos segundos frente a la puerta de madera de su residencia, con los ojos cerrados, obtuvo el valor para llamar. No tenía una llave y era tarde, sabía que pasaban candado después de las seis. Apretó su mochila cuando su madre abrió la puerta y la preocupación en el rostro de esta, solo le hizo sentir peor a él.

Al entrar, su señor padre le esperaba sentado, con el ceño fruncido y sus cejas desordenadas afincadas a mitad de su frente, arrugándola. Jongin sintió de nuevo un golpe en el estómago, y al visualizar el cinturón de cuero que su padre solía usar colocado sobre la mesa frente a él, sintió tres golpes más.

Nunca en su vida le pegaron con algún objeto, y que ese fuera el primero seguramente no le dejaría buenos recuerdos. Eso pensaba su papá, quien siguió en silencio hasta que se levantó y caminó, con pasos sonoros, hasta la mesa para tomar la correa, gruesa, con una textura que delataba llevar varios años siendo usada. Miró a su hijo, a su único hijo y notó el miedo del mismo. También notó otros detalles, como lo sucia que se veía su ropa, el desastre que había en su cabello, y que, a pesar de haber llegado hace varios minutos, no parecía querer soltar una sola palabra. La mujer de la casa miraba la escena desde el pasillo de la entrada y con los ojos, cansados y pequeños, le gritaba a su marido que dejara las cosas tal y cual y se detuviera, pero este era necio, y preguntó:

CRUSH ✧ kaihunDonde viven las historias. Descúbrelo ahora