Mi mente estaba solo fija en un rumbo mientras caminaba confusa y defraudada. Giré mi cabeza hacia ella y me pregunté si ella se sentía así.
Mi cabeza estaba hecha un lío, de ella solo salían preguntas sin respuesta que hacían que me torturara más y más con cada paso que avanzaba, sin embargo ella más que miedo expresaba furia.Sus ojos color café miraban hacía el suelo. Eran de un color tan intenso, que ni sus lentes de contacto podían opacar su brillo. Sus labios estaban sellados y colocados en una línea recta de color rosado.
Fruncí mi ceño apenada, normalmente ella siempre tenía una espléndida sonrisa y palabras que decir, mas que hoy la estropeaban un amor ausente.
Entonces, acarició su larga y rizada melena de pelo castaño con mechas rubias. Creí que me miraría y diría algún comentario sarcástico de nuevo, pero solo volvió la mirada a sus pies cubiertos por unas zapatillas blancas y negras se hundían en las hojas caídas de la avenida.
Sus brazos se agarraban mutuamente sobre su mono vaquero y su camiseta corta de manga larga. Sabía que en su interior, ella estaba luchando por no llorar, no otra vez.
Yo también sentía que un nudo se había estacionado en mi garganta, que unas lágrimas que se impacientaban con salir.
Alexandra movía sus piernas bronceadas y cubiertas de lunares rápidamente. Haciendo que su camiseta de azul claro ondease bajo su figura.
Apreté mis puños a mis costados, con rabia.
Mi amiga estaba hermosa, se había puesto guapa para él, pero él... ellos... moví mi cabeza volviendo en mí.
Alex subió su mirada hacia el frente, su cara estaba un poco roja pues había comenzado a llorar levemente.
"Ella de verdad lo amaba"-. Me dije en mi interior.
Me sorprendía verla llorar, ya que ella siempre mostraba su faceta alegre y divertida, la única que parecía tener. Supongo que él sacaba su lado más vulnerable, el que ella más oldiaba mostrar.
Nunca le importaba lo que pensara la gente, a veces me gustaría tener un poco de ese coraje. Aunque yo sabía que en aquel momento, odiaría ver a sus padres y escuchar lo que tendrían que decir.
Pasé un brazo por su cintura y la atraje a mi, ella me sonrió ligeramente y de nuevo caminó mirando al frente.
Cualquiera pensaría que a ella le daba todo igual, pero él no le daba igual, nada le daba igual. Que no lo mostrase con palabras era distinto. Porque sí yo estaba aquí era gracias a ella, que me levanta si me caía, sanaba mis heridas y me aconsejaba.
Incluso a veces la celaba, porque ella siempre tenía algo que decir cuando yo me sentía mal.
Y en aquel momento, no sabía que decirle para detener sus lágrimas. Mas me pregunté:
"¿Qué haría si estuviese en mi lugar?"
Y entonces sus palabras cálidas invadieron mi mente y se las pronuncié suavemente:
-Quedémonos con todo lo que hemos vivido, amiga mía. Quedémonos con la parte buena.
Ella me sonrió, luciendo así su majestuosa y perfecta sonrisa.
Al conseguir eso me sentí la chica más feliz del mundo, pues se lo debo todo a Alexadra, a mi mejor amiga.

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Temperaturas.
RomantikY allí estábamos, a unos metros de distancia. El campanario se alzaba a lo lejos, como pájaro que vuela al atardecer, el clima era lluvioso, las gotas cristalinas se deslizaban por nuestro rostro. Nuestros músculos estaban paralizados, salvo el cor...