Cap 3: Sitio vacío.

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Unos años antes de que todo comenzase.

Pov: Nina

–Simplemente veo que algo anda mal con él–. Dijo mi mejor amiga a mi lado.

Yo fruncí mi ceño.

–Tú no lo conoces como lo hago yo, sé que le quiero y que él me quiere a mí.

–Ya Nina, pero... Él luce como el típico chico malo que te podría romper el corazón–. Suspiró ella.

Bufé y miré por la ventana, intentando controlar mis ganas de gritarle a todo el mundo que dejase de juzgarme por que fuese a salir con el chico malo del instituto.

–Mira Alex, es mi vida. Y si caigo, caeré, y sé que si lo hago te tendré a ti para apoyarme... Pero ahora necesito arriesgarme y es lo que voy a hacer-. Dije para terminar mirándola.

Ella rodó sus ojos y volvió a suspirar.

–De acuerdo, ahí estaré para decirte "te lo dije". O al revés para que tú me digas "te lo dije". Al derecho o al revés ahí estaré para ti.

Y me sonrió, y con eso ya no quise la aprobación de nadie más. Ya podría ser completamente feliz con mi chico.

Entonces, el bus paró y ambas esperamos a que todo el mundo saliese para bajar también. Cuando hubimos pisado tierra, miré mi instituto, el cual tenía sobre su techo una fina capa de nieve que avecinaba el comienzo del nuevo invierno.

Cerré mis ojos y casi sin querer me transporté al momento justo cuando yo llegué a Fiocco, cuando conocí a mis nuevos amigos, y sobre todo, cuando conocí a mi mejor amiga, la chica que se encontraba a mi lado.

Flashback.

Aquel día comenzaban las clases en mi nuevo hogar en Fiocco, todavía había cajas por desenvolverse en mi nueva casa y recuerdos que desgraciadamente se quedarían en Kpyto, aquel sitio helado, de vegetaciones invernales cubiertas por escarcha, un simple pueblecito en la cima de las montañas heladas donde crecí y experimenté mis primeros comienzos de vida. 

Fiocco también parecía un sitio bonito ademas de helado, días anteriores observaba la majestuosidad con la que caían los copos de nieves y lo bien que estaban formados, noté como la temperatura en esta estancia era más elevada que en Kpyto y a veces sentí eso que poco sentimos llamado calor , no porque lo hiciese si no que mi cuerpo no se acostumbraba a estar aquí y no lo culpo.

Abrí la caja que ponía *ropa* con permanente , comencé a sacar mi ropa y la coloqué sobre mi nueva cama en mi habitación vacía, mi antigua estaba absolutamente llena de fotos mías, de mi familia y de mis amigos, dios cuanto los echaba de menos, y en ese momento tenía que comenzar desde cero, suspiré, respiré hondo llenando mis pulmones de aire y los vacié lentamente, presentía que me iba a costar, eso es un cargo que llevaba asumido pero debía mirar hacia delante.

Me decidí por un jersey de punto azul celeste que iría encima de la térmica que no podía faltar, me puse una mayas vaqueras negras como la oscuridad acechando en la noche, calce mis botas también negras a mis pies cubiertos por unos calcetines desiguales, con la mudanza se ve que se quedaron sin compañero, pero total nadie llegaría a verlos así que para que preocuparse.

Ricé mi pelo definiendo los rizos con la plancha , eche agua caliente por mi cara helada lavando ésta, estaba lista, solo quedaba una cosa. Coloque sobre mi cabeza un gorro blanco de lana terminado en un pompón de color marrón, ahora si que estaba lista.

Bajé las escaleras con prisa desde ellas se podía ver toda la planta baja.

Saludé a mis padres los cuales tomaban café en la cocina mientras gastaba cuidado de no caer rodando por las escaleras de caracol, ajusté la chaqueta a mi cuerpo cubriéndolo y deposité la mochila sobre mis hombros cansados.

Temperaturas.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora