Pov: Alex.
6 meses después.
Sonreía mientras miraba por la ventana, sumergida en mis pensamientos. Los últimos días solo venía pensando en lo mismo.
Lo único que hacía era sentarme en aquella ventana, cerca de mi calentito radiador; con la manta entre mis hombros y viendo fijamente la montaña nevada frente a mí.
Reía y me encontraba feliz, más que de costumbre, por una única razón: ellos, o más bien y especificando; él.
Lo consideraba mi otra mitad, mi falta personal y lo único que requería mi persona para sentirme viva... Para sentirme completa.
Aunque también me encontraba un poco mal. Porque en todo lo bueno siempre había de haber algunas pizcas de mal para hacerlo imperfecto, ya que nos tratamos de humanos y así somos.
Suspiré, y un círculo de vaho se formó en la ventana.
Con una mini sonrisa, dibujé un corazón y me acurruqué en mi manta aún más cuando lo hube terminado.
El amor, ese sentimiento era el que me traía vuelta de cabeza esos días.
En los cuales, nada más podía pensar en una persona, en esa persona que había resultado ser real, que había resultado ser acogedora.
Todo había comenzado hacía 6 meses, Nina y yo comenzamos a chatear con ellos por mensajes, y así de a poco habíamos confiado y comprobado que eran reales.
Quizás no había un método fijo para comprobarlo, pero la constante foto de perfil cambiada, sus redes sociales en las que colgaban estados, fotografías comentadas por sus cercanos; todo tenía sentido.
Incluso habíamos hecho un grupo para nosotros cuatro, y todo era fantástico. Eran unas divertidísimas personas, que también nos habían ayudado a superar mínimos problemas que habían surgido en Fiocco, lejos de ellos. Y aunque no pudieron darnos apoyo físico, el emocional lo bordaron.
También, desde hacía 6 meses, adoraba poder decir y pensar que Nina había superado a su ex en poco tiempo. Sabía que sus sentimientos habían sido reales hacia el chico, pero cuando se conocen a personas nuevas; la realidad corre más rápido.
De repente, recibí un mensaje a mi móvil. Con pereza lo abrí, y sólo de verlo en la bandeja de entrada; me sonrojé.
Era un mensaje de Alex, el que decía con simpleza:
–Hola gorda ❤–. Alex.
Por mucho que quise, no le contesté y dejé el móvil a un lado.
Aquello era algo malo, yo sabía con certeza desde hacía unos meses que lo quería como algo más.
Él era tanto para mí, tan iguales en opiniones y tan diferentes en actitud. Y eso junto, hacía de un compañero con el que la monotonía se rompía hasta casi desaparecer, y las peleas eran prácticamente nulas.
Aunque temía decir que él no podría pensar eso de la misma forma en la que lo hacía yo...
Un día, invadida por celos, había revisado sus redes sociales por cientos de veces, y ninguna foto estaba sacada con alguna chica o algo que demostrase que la hubiese.
Entre otras cosas, le había preguntado en un principio y me lo había negado.
Entonces, bufé mientras susurraba:
–Yo sé que le quiero, y voy a conquistarlo.
Tras decir aquello, el timbre resonó por toda mi casa levemente.

ESTÁS LEYENDO
Temperaturas.
RomanceY allí estábamos, a unos metros de distancia. El campanario se alzaba a lo lejos, como pájaro que vuela al atardecer, el clima era lluvioso, las gotas cristalinas se deslizaban por nuestro rostro. Nuestros músculos estaban paralizados, salvo el cor...