CAPÍTULO 3

11 0 0
                                    

Voy tan rápido como las piernas me lo permiten. De pronto me siento como flotando imaginando todo lo bueno que me esperaba tras esa puerta de embarque. Por fin acabara todo, por fin tendré la ansiada libertad que tanto tiempo llevo esperando. Seré por fin todo lo que quiera ser, el mundo será mi único límite y al mismo tiempo será mi único hogar. Conoceré sitios y lugares inexplorados y viviré experciencias que no conocía antes.
De pronto, toda esa montaña de ilusiones se ve desmoronada cuando veo que la puerta está cerrada. Voy a suplicarle a la azafata que está justo delante, cortandome el paso, que por favor me deje pasar. Me dice que no, que tendré que esperar al siguiente vuelo, que está en la pista de aterrizaje.
- Por favor, voy a buscar trabajo, llevaba dos meses ahorrando para ese billete, por favor déjeme pasar- yo seguía suplicando pero todos mis esfuerzos eran inútiles.
Soy cortada con el tono frío y tajante de voz de la azafata :
- Lo siento señora eso no es culpa mía y no puedo retrasar más este vuelo. Tendrá que comprar otro billete, yo no puedo hacer más por usted.
- Pero que dice si usted no ha hecho nada más que dejarme ver como despegaba mi vuelo sin que estuviera yo dentro- en aquel momento estaba fuera de mí, no sabía a quien reclamar, con quien desahogarme ... Puesto que la única culpable de lo que me había pasado era YO misma y nadie más.
Me alejo de todo y de todos. Como he podido ser tan inútil. Las lágrimas caen de mis ojos mientras recuerdos de los asquerosos trabajos que había tenido que hacer para conseguir ese maldito billete. Y ahora qué, todo se fue a la mierda. Ya no tengo nada . Soy la misma pobre mujer que se presento en casa de su mejor amiga para pedirle un techo en el que resguardarse.
Lo que está claro es que no puedo volver allí, no quiero causarle más problemas ni ser un estorbo para ella.
Alzo la vista y veo a un hombre trajeado que se acerca hacia mí. Debo confesar que nunca lo había visto pero que me parece demasiado atractivo para estar solo. Por qué estará interesado en hablar con una chica como yo, fea y con las piernas arrugadas como pasas.

SI PUDIERA VOLAR Donde viven las historias. Descúbrelo ahora