VOX | CELESTE | ARDAN.

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Capítulo 3
Nueva Historia de Héroe: Encima de la Bahía Hirviendo.

"Deja de balancearte."

Desde el asiento superior de la oxidada Rueda de la Fortuna en el abandonado parque de atracciones, Taizen Gate se estira — lleno de parpadeantes luces azules, verdes y moradas. Desde su alto punto de vista, Celeste casi puede olvidar cómo es caminar por las calles, chocando entre la multitud, sus dedos se entrelazaron firmemente en los de su hermano para no perderlo; como no ha dormido bien en quince años gracias al signo MECÁNICO en el garage de su padre, el cual pulsa rojo por sus cortinas... y cómo las estrellas, pocas como están arriba de la brillante ciudad, la llaman.

Vox le hace una mueca, ni siquiera reprimiéndose, cambiando su peso hacia delante y atrás. "¿Qué? ¿Así? ¿Es esto lo que te está asustando?"

"No estoy asustada."

"Porque si estás asustada, pararé."

"Shush"

Durante el día, ella mantiene una mano enterrada en su bolsillo, una cálida esfera de luz como mármol cerrado en su puño, sólo para sentirse bien.

"Admite que estás asustada y pararé."

"Si te caes, me reiré"

Encima del smog tóxico del halcyon que hacía su salida de Bahía Hirviendo, el sol se pone en sucios naranjas y rojos, a través de la neblina que rueda una milla dentro de la tierra, giant churn cranes wander, sus cabezas asomándose por encima para respirar, haciendo valles que se repliegan sobre sí mismos y desaparecen. Para el anochecer, el suelo estaría repleto de adolescentes Taizenos clandestinos, hombro con hombro, respirando a través de máscaras de gas. Encima de la Rueda de la Fortuna, aunque, los gemelos respiraban facilmente.

El asiento del parque cruje y gime mientras se balancea. "¿Crees que nos han encontrado?" preguntó Celeste.

Todos en el clandestino de Taizen sabe cuando llegan "turistas."Intentan ser cautelosos, pero no importa que tan bien imites la moda, no importa que tan bueno es tu acento, si empiezas a hacer preguntas, los locales van a saber que no eres de por ahí. Y si tienes tatuajes de runas o el olor de azufre instantáneo de magia sobre ti, las mesas traseras de los cuartos de té van a zumbar con pláticas sobre ti, ninguna amistosa.

"Eso espero," Vox se encogió de hombros. "De todas maneras estoy cansado de esconderme. Déjalos venir. Quiero ver a sus ojos."

"Quiero vengarme por Mami"

"¿Tú no?"

"Nos quiero a salvo, igual que papá."

"Lo seguro no es divertido." Vox retoma el balanceo con renovada violencia, hasta que las molestas protestas de Celeste pueden ser oídas debajo del smug.

Continuará ...

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